miércoles, 2 de enero de 2008

BARDÍN Y YO

Un anónimo ciudadano es arrancado de este plano de existencia y un ser extradimensional le confiere increíbles poderes. No es el origen de ningún superhéroe, sino el de Bardín el Superrealista, la obra por la cual Max ganó el Premio Nacional del Comic 2007 y los tres premios principales en el último Saló (Obra, Guión y Dibujo).

Servidor es consumidor voraz de superhéroes Marvel y DC. Se traga, voluntaria y conscientemente, montones de porquerías mensualmente y un puñado de buenas obras, porque mi afición va más allá de la calidad de la obra y se relaciona más con el seguimiento del desarrollo de universos de ficción. Por ello se podría pensar que Bardín no es mi tipo de tebeo, pero tampoco lo serían From Hell, Maus, Mafalda, Asterix, Lapinot, Adolf, Mondo Lirondo, Paracuellos, Locas, Luba, Blacksad,... Y vaya si me gustan. Siempre tengo sitio para otras temáticas y procedencias, pero Bardín me ha dejado bastante frío, la verdad.

Max es uno de mis dibujantes españoles favoritos. Por encima de su obra, de hecho, porque sospecho que el Peter Pank que tanto me gustaba debe de haber envejecido mal, aunque sería el primero en la cola para comprar un Integral del mismo (¿Existe? ¡Que lo hagan!). Es decir, que Bardín tiene puntos para gustarme. Pero me deja frío.

Quizás porque se adentra en el terreno de lo onírico, este tebeo es un tremendo deja vú. Sus paisajes dalinianos me recuerdan a Steve Ditko. Sus delirios teológicos también están en Promethea y con mucha mayor densidad. Ese adentrarse en el sueño nos remite a Litte Nemo, lo mismo que la pelea en un bosque lleno de monstruos la podríamos encontrar en cualquier Conan. Incluso el diseño del personaje le da aire a Jimmy Corrigan, aunque eso será casualidad. La historieta de la vida de San Ceremonio, patrón de la pereza, sí que abre una via interesante, porque siempre he pensado que el Santoral católico es una fuente de historias que para sí la quisieran los Neil Gaiman que se nutren de cuatro leyendas artúricas y Beowulfes varios.

¿Separados al nacer?


El Jurado del premio cuenta en el acta que se trata de “una obra gráficamente deslumbrante, con un guión original y repleta de referencias literarias, filosóficas y cinematográficas.” Pero si rascas, poco queda debajo. Ya puestos a hacer la pelota dicen “El autor llega a la cumbre de su dilatada trayectoria profesional con un cómic que marca un antes y un después en la historieta española”. No sé qué le dirán al próximo premiado ni si coincidirá con el premiado en el Saló.

¿Es un premio injusto? Ni mucho menos. El jurado, entre cuyos miembros encontramos a Toni Guiral, Ana Miralles o Carles Santamaría, es más que solvente. Es una obra bien escrita y exquisitamente narrada y dibujada. Y, sobre todo, es, como reza el título de una de sus historietas, “un acto de amor” de un autor que tiene una lucrativa carrera en el campo de la ilustración, pero que siempre encuentra un rato para hacer historietas. Y es Max, qué narices.


PS. 18 euros por 82 páginas es lo que cuesta el tomo editado por La Cúpula. Podrían haberlo mandado a imprimir a China...

1 comentario:

Bac Hylon dijo...

Jojojo... ese Jimmy Corrigan es además clavadito a Stewie Griffin :-DDD

Feliz Año!!!