domingo, 9 de agosto de 2009

LOEBADAS: HULK TIENE UN MARTILLO

Relanzadas casi a la vez, Thor y Hulk son antítesis una de la otra. Mientras que Thor es pausada (quizás más de la cuenta), apenas tiene acción y se basa en la construcción de ambientes y personajes, Hulk es acción, acción y además, acción. De la mala. Tienen en común a dos guionistas que han hecho carrera en cine y televisión, pero mientras que Straczinsky creó Babylon 5 y escribe guiones para Clint Eastwood (adorémosle), a Loeb lo van echando de todas las series donde le dejan poner las zarpas.

En su propia serie hemos visto cómo Thor se está ocupando casi exclusivamente de reconstruir Asgard, de ahí que, salvo para echarle la bronca a Tony Stark, poco contacto esté teniendo con el resto de personajes Marvel. Tiene lógica que su atención sólo se distraiga con sucesos realmente graves como Invasión Secreta. Lo cual poco le importa a Loeb. Él quería a Thor y ahí que se coge a Thor, que se presenta en la obligada última página, sin que se sepa cómo ni por qué. La pelea, por supuesto, es ridícula.

Hulk Rojo siempre tiene un plan. Lo dice él mismo, en un momento de la pelea. Ha estudiado a sus adversarios y sabe cómo derrotarlos a todos. Incluso a Thor. Aunque él mismo confiesa que pensaba que estaba muerto. Wow, tiene planes hasta para los muertos. Por si resucitan. Si eso no es estar preparado… Mucho más preparado, por supuesto, que el Batman de Loeb, que nunca tiene un plan ni nada que se le parezca.

El plan anti-Thor de Hulk Rojo es sencillo. Agarra el martillo de Thor, salta con todas sus fuerzas ¡y se ponen en órbita! Thor, que puede volar, que dispara rayos con el martillo, que podría debatirse, lo único que hace es sorprenderse. Patidifuso, no se cree que Hulk pueda coger su martillo encantado de Uru “salvo que en ausencia de mi padre…”.

En pleno salto Hulk le demuestra lo listo que es y, de paso, lo ingenioso que es Loeb como escritor, que es de lo que se trata. Le dice que lo que hace es llevarlo a él, no al martillo, y que si bien el encantamiento del martillo es cierto, en gravedad cero no funciona.

Cágate, lorito.

Primero, y Thor lo sabe y no debería tener dudas, el encantamiento del martillo sigue funcionando, como se vio en Fantastic Four nº 536, donde el doctor Muerte lo intentaba coger y al final el único que pudo fue Donald Blake. Y segundo, el encantamiento dice: “Quien sostenga este martillo, si es digno, tendrá el poder de Thor”. No dice “Quien sostenga este martillo, si es ingrávido, tendrá el poder de Thor”. Dignidad y gravedad. Velocidad y tocino.

Los universos de ficción tienen sus propias reglas, muchas veces inverosimilitudes que el lector/espectador debe aceptar para entrar en el juego. Tan inverosímil es que haya un asesinato en cada sitio que visita Jessica Fletcher (“Se ha escrito un crimen”) (1) como que haya monstruos rojos capaces de saltar hasta la órbita terrestre. Lo importante es que esas inverosimilitudes deben formar un sistema lógico consistente, decidible y completo para poder ser aceptadas por el lector. Un mal escritor pasará de las reglas del juego con tal de usar sus ideas. Como un Loeb cualquiera.

El martillo de Thor tiene un hechizo que impide que nadie indigno pueda sostenerlo. Esa es la regla. No se trata de un hechizo que lo haga pesado ni nada por el estilo. El Capitán América, por ejemplo, lo ha cogido. O Superman. Es decir, si aplicamos la lógica de ese hechizo, Hulk Rojo tampoco podría cogerlo, ni usarlo, en el espacio ni en ningún sitio. El martillo, no sé, se quedaría estancado en una posición, sin moverse, o repelería al que quisiera cogerlo. Da igual. Si no es digno, no puede usarlo.

Pero en el Loebverso sí puede y apaliza a Thor con su martillo. Porque en el Loebverso se respetan las leyes de la Física.

Por supuesto, eso es mentira.

Primero. Si Loeb supone que el martillo tiene una gran masa (y una gran densidad), la seguirá teniendo en el espacio. Contra lo que nos podamos pensar, si tú no eres capaz de mover algo en la Tierra, no podrás moverlo en el espacio. No mucho, al menos. Un astronauta que flota no puede mover su estación espacial y sacarla de órbita. Porque la fuerza del astronauta sigue siendo la misma, y si la masa que quiere mover es grande, la aceleración que imprime será minúscula. Sin embargo Hulk Rojo maneja el supuesto martillo superpesado como si fuera una piruleta.

Segundo. Si Hulk es capaz de ponerse en órbita es porque su salto tiene una velocidad de, al menos, 11200 m/s (la llamada velocidad de escape) . Cuarenta veces la velocidad del sonido. Es imposible que te escuchen hablar en esas condiciones, porque el sonido de la voz se queda atrás.

Tercero. En el espacio no hay aire. Tampoco se puede hablar. Hulk y Thor hablan en el espacio, en la Luna y donde les encarte, que para eso están en el Loebverso.

Cuarto. Al primer martillazo, y con semejante fuerza, Hulk mandaría a Thor volando fuera de órbita. De hecho, acción-reacción, Hulk también.

Quinto. Si le das vueltas al martillo sobre tu cabeza, tú también girarás como una peonza porque no tienes suelo donde apoyarte.

Corolario: Todo Universo de ficción tiene unas reglas. O las sigues, o las cambias justificando por qué. Sea como sea debes saber llegar hasta el final y no sólo cuando te convenga. Si no, eres un mal escritor. Si no, eres un fantoche capaz de hacer cosas como ésta:

En la próxima entrega, otra lucha épica entre la Lógica, la Física y la estulticia.

PS. Por supuesto recomendamos (y no sólo a Loeb) el libro La física de los superhéroes, de James Kakalios, para quien tenga curiosidad sobre estos temas.

(1) Algún día se demostrará que Jessica Fletcher era una asesina en serie que se apañaba para culpar a inocentes de los crímenes que ella cometía.

12 comentarios:

Bac Hylon dijo...

Oh, Dios mío... Esa última viñeta me ha dejado anonadado... Hay algo maligno, sacrílego, antinatural en ella... Ni en un "What the?", vaya.

Lo que comentas de imposibilidades físicas en el espacio me recuerda a una de las secuelas de "Superman" (ya no recuerdo si la 3 o la 4, tal para cual), en la que, al principio de la película, Superman rescataba a unos astronautas rusos (hombre, no iban a ser americanos, que son tan listos y están tan bien preparados), y no sólo les saludaba en ruso, hasta se le movía la capa con el viento (solar, debía ser), y todo.

Y sí, cuéntame a mí también entre los antifans de la Fletcher. Aggghh :-D

Saludetes.

Bruce dijo...

Demostrado. Loeb es el nuevo Bob Haney. Pero al menos Haney tenía un puntillo entrañable que Loeb no tiene ni de coña.

JAVIER dijo...

siempre he pensado que Jessica Fltcher era la asesina
Respecto a Loeb...lo siento, no opino (apaso mucho de él, como casi en general de Marvel)

Mr. Martin L. Gore dijo...

¿Por qué todos pensamos lo mismo de la Fletcher?
¿Esa última viñeta es real o un fake?
Tengo miedo...

José Enrique Machuca dijo...

Haney es premio Nobel de Literatura al lado de esto XD.

Y sí, la última viñeta es real. Muy real. Del nº 12, en concreto, probablemente la historia más absurda y peor resuelta de los últimos 20 años. HORRIBLE.

Satur dijo...

Debo ser el único fan de Jessica Fletcher :D

Ésto de las Loebadas cada vez me gusta más ¿o es que me gustan menos? Bueno, ustedes me entienden.

Pedro Jota dijo...

Pues miren, ¿qué quieren que les diga? Yo comparto la afirmación del Julk Rojo: estas "loebadas" son de las cosas más divertidas que he hecho con la ropa puesta. Porque, contrariamente a lo que se pudiere sospechar, uno el internete lo navega vestido.

Al menos, ciertas páginas.

Y deseando estoy que Panini publique Ultimátum para poder ponerla a parir como Gaiman manda...

J Calduch dijo...

Empezaste tus análisis con una gran verdad: que Loeb es hoy el Michael Bay de los tebeos. Y esto es así para lo bueno y para lo malo.

A día de hoy, Loeb parece haber encontrado la fórmula del tebeo superventas, la aplica con molde y las editoriales se lo rifan. Se pasa por el forro la historia pasada y presente y demás convenciones, y los editores le dejan hacer porque saben que venderá un montón.

Sus tebeos actuales tienen violencia gratuita, explosiones, cliffhangers que dejen con ganas de más (esto puede ser lo más importante de cada dosis mensual) y ni un segundo de aburrimiento, aunque sea a costa de que la historia no se sostenga. Detalles. Esto mismo se puede aplicar a una peli palomitera, pero el tebeo es un medio distinto. Loeb prefiere no emplear cuatro páginas con los personajes hablando, si puede tenerlos peleando y luciendo palmito, que es lo que le mola al lector.

Y le va bien, parece.

Muchas de sus obras actuales no las sigo, pero me atrevería a decir que este cambio a su tendencia de ahora se puede rastrear en los veintipico números que escribió para la serie de Superman&Batman, esa que desde que se fue sigue arrastrándose sin rumbo.

El problema, par ami, no es Loeb, que va haciendo con sus miniseries y series cerradas (no creo que haya Hulk rojo más allá de Loeb) con sus eventos. El problema es cuando quieran seguir aprovechando el filón y comiencen a aparecer una cuadrilla de pseudo_loebs que intentando hacer lo mismo, se lo terminen cargando todo. Como Didio, por ejemplo. Eso sí sería grave. Pero mientras Loeb sea la excepción, que demonios ¡es divertido!

José Enrique Machuca dijo...

Es que a mí me aburre...

Lo de Batman-Superman como origen de su actual estilo lo tenía para una futura Loebada. Su primera saga con McGuinnes es paradigmática.

Alberto Díaz dijo...

El Superman/Batman, paradigmático? Es... una interesante elección de vocablo. Esa serie no la salvaba ni los lápices de Pacheco (Dios mío, qué he dichooo!!!!). Sin embargo, la última ¿historia?, en la que volvía McGuinnes, me hizo mucha gracia. Es un comic tan, tan, tan by the face que hasta te ríes y todo.

Zicmu dijo...

"El martillo de Thor tiene un hechizo que impide que nadie indigno pueda sostenerlo. Esa es la regla. No se trata de un hechizo que lo haga pesado ni nada por el estilo".

Hombre, realmente en el martillo pone "Quien sostenga este martillo, si es digno, tendrá el poder de Thor”, no que para sostenerlo tengas que ser digno. Y hulk no obtuvo los poderes de Thor al sujetar Mjolnir.

Viéndolo así se puede entender el margen (estrecho, eso sí) por el que se movió Loeb.

José Enrique Machuca dijo...

¡Ni las leyes del divino Odín se libran de la casuística! Tu razonamiento tiene su punto, pero si nos vamos a la práctica, el martillo tiene la propiedad excaliburiana de que sólo los dignos pueden sostenerlo.

Si aplicamos la regla tal y como tú dices entonces cualquiera podría sostenerlo pero sólo los dignos tendrián el poder, y sin embargo hemos visto decenas de ejemplos de que no, de que sólo tres o cuatro elegidos pueden sostenerlo y, consecuentemente, tener el poder.

Aquí el problema es que Loeb resolvía un problema mágico con soluciones físicas, y las cosas no funcionan así. Es que es mu maloooooo el Loeeeeeb.