miércoles, 30 de abril de 2008

ARTÍCULOS DETERMINADOS Y LOS SIEGEL

Donde se está notando mejoría en Planeta es en los articulistas, a los que les están dando espacio, temas y oportunidad de pulirse, mejorar y hacerlo realmente bien. Enrique Ríos, Fran San Rafael, Francesc Martínez o Toni Boix son algunos de estos nombres.
Precisamente Boix firma el estupendo artículo que abre el nº 6 de Green Lantern, que en cuatro pinceladas une magistralmente el hecho de que los autores de la Edad Dorada vendieran los derechos de sus personajes, que eso diera lugar a que esos personajes pudieran interrelacionarse formando un universo (lo que a Tintin le resultaría casi imposible hacer con Blake y Mortimer, por ejemplo), y que otros autores fueran aportando a lo largo de los años su propia visión e historias. Como, por ejemplo el Alan Moore de la historieta-prólogo de ese número que, a su vez, ha servido de inspiración a Geoff Johns para toda su gran saga de los Sinestro Corps.

Pensadlo. Las condiciones draconianas de la industria del comic americano (“o me cedes los derechos o no trabajas”) han dado lugar a que se pudieran originar los Universos y gran parte de nuestras historias favoritas. Timaron a unos pobres chavales ilusionados, y los autores que vinieron después y nosotros mismos somos los que lo estamos disfrutando de ese acto. Y la empresa, claro. Sobre todo.

Lo cual me lleva a la noticia de que, tras diez años de lucha legal, y los que les quedan, la familia Siegel ha conseguido los derechos del material de Superman aparecido en el número 1 de Action Comics. Lo cual, parece ser, significa poco, porque lo más probable es que DC, que ya ha recurrido, siga detentando la marca y todo el material derivado de ese primer número. Quedan años de reclamaciones y contrarreclamaciones, una táctica muy común de las grandes empresas americanas, que gastan ingentes cantidades de dinero con el fin de aburrir al contrincante o dejarle sin fondos. Lo único que parece claro en todo esto es que DC NO ha perdido Superman. Otra cosa es que los Siegel (la situación de los Shuster es otra, pero no me preguntéis por qué, que a mí los teoremas no me dan dolor de cabeza, pero los recovecos legales sí) reciban una parte, pequeñita, del pastel. La lástima es que ni Jerry ni Joe la pudieran recibir en persona. No murieron pobres, pero deberían haberlo hecho ricos.

3 comentarios:

Bruce dijo...

"Timaron a unos pobres chavales ilusionados, y los autores que vinieron después y nosotros mismos somos los que lo estamos disfrutando de ese acto."
Esta parte es mi favorita, la vida está llena de sinsentidos y paradojas..disfrutamos de ese acto pero simpatizamos con los expoliados :)

Javier Albizu dijo...

Lo que no se yo es hasta que punto les timaron.
Nadie les obligo a firmar los contratos que firmaron.
Si tan convencidos estaban de su obra, pues que se hubiesen autoeditado.
¿Hasta que punto son responsables del exito de Superman estos dos, y hasta que punto lo fue la maquinaria de la editorial?
Ahora viene la gente que en su momento no daria dos duros por la "obra" de sus parientes a hacerse los dignos, y a defender el "arte y los artistas" pero si el personaje no hubiese sido un exito, si la editorial hubiese palmado por la publicacion de tal o cual serie, esa gente (ni los autores) no dirian "Te echo una mano con la deuda"

No estoy diciendo que los autores no tengan derechos sobre sus obras, solo digo que, si los venden, pues los pierden.

José Enrique Machuca dijo...

Esa es la ironía, Bruce.

Javier: Tienes razón, vendieron sus derechos, pero hay que tener en cuenta las circunstancias. Y todos sabemos que lo legal no siempre es justo.

Siegel y Shuster crearon a Superman en 1934, antes de empezar a trabajar para National (DC entonces). Por eso la ley les da parte de razón. Si tú trabajas para una editorial, lo que haces para una editorial, es de la editorial, igual que si eres químico en una farmaceutica, las medicinas que inventes son de la empresa.

En 1937 firmaron un contrato de dos años por el que cobrarían 10 dólares por página y cederían los derechos de todo lo que crearan. Era eso, o nada, porque la autoedición es, salvo en dos casos concretos, Bone y Cerebus, una completa utopía hoy en día, cuanto más en aquella época.

De 1939 a 1948 el estudio de Siegel y Shuster crearon las aventuras de Superman. En la misma época hubo juguetes, seriales de radio, los dibujos de los Fleischer, los seriales de imagen real,... Siegel y Shuster crearon una máquina de hacer dinero. Sin ellos la editorial no hubiera tenido ese filón.

Por eso se convirtieron en los autores mejor pagados de la industria: 750000 dolares ganaron en 1940, con una tarifa de 35 dólares por página, una pasta para la época, aunque los tebeos de Superman vendían millones de ejemplares.

En 1947 DC quiso renovar la propiedad, pero los dos autores la reclamaron, así como la autoría de Superboy. En el consiguiente juicio perdieron la propiedad de Superman y a los autores el de Superboy, pero DC les pagó 94000 dólares y también se quedaron con el personaje.

Cada vez que DC tenía que renovar los copyrights, los dos autores volvían reclamar sus derechos, y siempre le daban la razón a la empresa, hasta que con la peli de 1978, y para evitar la mala prensa, les concedió una pensión vitalicia anual de 35000 dólares.

DC puso la maquinaria, pero el talento era de los autores. Y, como Esaú, vendieron sus derechos por un plato de lentejas.

(Datos extraidos del tercer volumen de "Del tebeo al manga: una historia de los comics")