Brian K. Vaughan es uno de los guionistas más interesantes del mainstream americano. Un guionista con eso tan poco usual que se llama “voz propia”. O voces.
Vaughan es de Cleveland, como Brian Bendis, y participó en el Stan-hattan Project, una especie de programa de formación de guionistas que Marvel hizo en 1995 a medias con la Universidad de Nueva York. Joe Kelly y Ben Raab fueron compañeros suyos, así que tampoco podemos decir que la idea fuera un exitazo.
Durante casi 5 años Vaughan vivaqueó haciendo capítulos sueltos de distintas series en Marvel y DC, empezando por un Anual de Ka-Zar, que si es el que yo recuerdo, demuestra su obvia bisoñez. Sin embargo Vaughan se apañó para contar con el privilegio de poder formarse e ir consiguiendo un estilo propio que, nuevo y raro privilegio, ha tenido la oportunidad de plasmar en personajes de creación propia, que es donde realmente luce todo su talento.
Porque las editoriales no están por la labor de arriesgar con creaciones nuevas y prefieren poner a trabajar a sus talentos en los personajes de toda la vida. Entre otras cosas porque los aficionados tampoco se muestran demasiado receptivos con productos sin referentes previos. Vaughan consigue que le editen ese tipo de historias y es capaz de conseguir que le interesen a un grupo cada vez mayor de incondicionales.
Cuatro títulos componen la obra más significativa de este guionista: Y, el último hombre (Vertigo), Runaways (Marvel), Ex Machina (Wildstorm) y Los leones de Bagdad (Vertigo). Frente a autores que una y otra vez te cuentan la misma historia presentada en distintos envoltorios, Vaughan tiene la rara virtud de contar cuatro historias distintas en argumento e intenciones.
En Y, explora la lucha de sexos en un mundo post-apocalíptico en el que sólo sobreviven un hombre y 3000 millones de mujeres. El misterio del origen de esa situación y la búsqueda por parte del protagonista, Yorick, de la única mujer que verdaderamente le importa de esos 3000 millones, son el motor de un magnífico y emocionante viaje exploratorio de ese mundo.
Runaways es una historia de rebeldía y angustia adolescente, con la tremenda originalidad que los padres de los que huyen los protagonistas son supervillanos. La dinámica de una pandilla de amigos, su amistad, los primeros amores y otros temas típicos de las historias de maduración toman matices definitivamente distintivos.
Ex Machina es la obra más política de Vaughan, lo cual no es poco decir, porque el tema está implícito en toda su obra. El protagonista es un ex superhéroe y alcalde de Nueva York que se enfrenta, con una mezcla de determinación y neurosis, a todos los problemas de una ciudad tan enorme. Vaughan tiene el acierto de dirigir su mirada a la actividad política más práctica, donde el mismo alcalde que casa a una pareja gay propone registros sistemáticos del equipaje de los pasajeros del metro.
El título original de Los leones de Bagdad es Pride of Baghdad, significando “pride” tanto “manada” como “orgullo”. Basada en la historia real de cuatro leones que se escaparon del Zoo de Bagdad durante la invasión americana, es una brillantísima metáfora sobre la libertad y el sentido de pertenencia a un grupo –que comparte con Runaways-, con un final demoledor cuya interpretación política es diáfana. Que no creo yo que Vaughan sea votante de Bush, vamos.
Mañana, los milagros de Vaughan.
Vaughan es de Cleveland, como Brian Bendis, y participó en el Stan-hattan Project, una especie de programa de formación de guionistas que Marvel hizo en 1995 a medias con la Universidad de Nueva York. Joe Kelly y Ben Raab fueron compañeros suyos, así que tampoco podemos decir que la idea fuera un exitazo.
Durante casi 5 años Vaughan vivaqueó haciendo capítulos sueltos de distintas series en Marvel y DC, empezando por un Anual de Ka-Zar, que si es el que yo recuerdo, demuestra su obvia bisoñez. Sin embargo Vaughan se apañó para contar con el privilegio de poder formarse e ir consiguiendo un estilo propio que, nuevo y raro privilegio, ha tenido la oportunidad de plasmar en personajes de creación propia, que es donde realmente luce todo su talento.
Porque las editoriales no están por la labor de arriesgar con creaciones nuevas y prefieren poner a trabajar a sus talentos en los personajes de toda la vida. Entre otras cosas porque los aficionados tampoco se muestran demasiado receptivos con productos sin referentes previos. Vaughan consigue que le editen ese tipo de historias y es capaz de conseguir que le interesen a un grupo cada vez mayor de incondicionales.
Cuatro títulos componen la obra más significativa de este guionista: Y, el último hombre (Vertigo), Runaways (Marvel), Ex Machina (Wildstorm) y Los leones de Bagdad (Vertigo). Frente a autores que una y otra vez te cuentan la misma historia presentada en distintos envoltorios, Vaughan tiene la rara virtud de contar cuatro historias distintas en argumento e intenciones.
En Y, explora la lucha de sexos en un mundo post-apocalíptico en el que sólo sobreviven un hombre y 3000 millones de mujeres. El misterio del origen de esa situación y la búsqueda por parte del protagonista, Yorick, de la única mujer que verdaderamente le importa de esos 3000 millones, son el motor de un magnífico y emocionante viaje exploratorio de ese mundo.
Runaways es una historia de rebeldía y angustia adolescente, con la tremenda originalidad que los padres de los que huyen los protagonistas son supervillanos. La dinámica de una pandilla de amigos, su amistad, los primeros amores y otros temas típicos de las historias de maduración toman matices definitivamente distintivos.
Ex Machina es la obra más política de Vaughan, lo cual no es poco decir, porque el tema está implícito en toda su obra. El protagonista es un ex superhéroe y alcalde de Nueva York que se enfrenta, con una mezcla de determinación y neurosis, a todos los problemas de una ciudad tan enorme. Vaughan tiene el acierto de dirigir su mirada a la actividad política más práctica, donde el mismo alcalde que casa a una pareja gay propone registros sistemáticos del equipaje de los pasajeros del metro.
El título original de Los leones de Bagdad es Pride of Baghdad, significando “pride” tanto “manada” como “orgullo”. Basada en la historia real de cuatro leones que se escaparon del Zoo de Bagdad durante la invasión americana, es una brillantísima metáfora sobre la libertad y el sentido de pertenencia a un grupo –que comparte con Runaways-, con un final demoledor cuya interpretación política es diáfana. Que no creo yo que Vaughan sea votante de Bush, vamos.
Mañana, los milagros de Vaughan.
5 comentarios:
Para mí Vaugham fue un descubrimiento en Runaways. Al principio achaqué el estilillo desenfadado de la serie a las premisas de la 'línea' en la que estaba encuadrada y al dibujo 'pseudoamerimanga', pero en un par de números te dabas cuenta de que detrás había un buen escritor disfrutando y haciendo disfrutar.
Aunque no me entusiasmó el primer episodio de "Y" cuando lo leí dentro de uno de los tochos de selección de vertigo que publicó planeta, apuntadas quedan Ex-Machina y las demás en la (larga) lista de futuribles. :o)
"Y" engancha como cualquier serie de tele de las de ahora, de veras. Así me gusta, Pepe, que no te desenganches. 8D
¡Aaaaaaaargh! ¿Más tebeos para comprar? ¡Yo digo N... er...SÍ!
Es la segunda o tercera vez que oigo hablar bien de Ex Machina, así que habrá que pillarlo, ya sabéis... "Tanto va el cántaro a la fuente, que se compró un bonobús"
Ahora, como no pueda pagar la hipoteca, os culpo a vosotros, malandrines.
yo es que si no dibuja rob liefield o guioniza jeph loeb como que no me llama mucho la atención nada
asin de claro, nadie a la altura de estos dos maestros
Y ya, cuando se juntan los dos, como en Heroes Reborn, ni te cuento...
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