Comprobado. Nunca me ganaré la vida como profeta. Hace una temporada apunté la posibilidad de que el próximo gran evento de DC, Crisis Final, estuviera realizado por Busiek y Pacheco. Pues no. Grant Morrison y J.G. Jones. Lo de Morrison me hace especialmente feliz. El escocés es un “hombre DC”, conoce este Universo como el que más y sabe sacarle jugo. Cuando no se le va la olla demasiado es capaz de crear maravillas como su JLA, sin cuya influencia no hubiera habido ni The Autorithy ni The Ultimates. Cuando se le va la olla... bufff.
Lo de Final es muy interpretable. A lo mejor realmente tienen pensado que no haya más series con el título de Crisis en DC, aunque ya se sabe que Marvel tiene Wars y DC tiene Crisis. Es posible que sea la última maxisaga cambiauniversos que tenga planeada DC. O puede que sea el final para Dan Didio.
Dan Didio es un señor que tiene un cargo de nombre muy largo en DC “Senior Vice President - Executive Editor, DC Universe” o sea, mandamás del Universo DC. Como Joe Quesada, pero en italiano calvo y bigotudo. Él ha sido la fuerza editorial detrás de la serie de eventos que han poblado el Universo DC desde 2003. Y los resultados han sido irregulares. Junto a éxitos como Crisis de Identidad, Crisis Infinita o 52 se le pueden adjudicar fiascos como la campaña Un Año Después o la actual Countdown, continuación de 52 cuyas ventas van decreciendo semana a semana. Las series DC, salvo honrosas excepciones, hace mucho que no emocionan. Geoff Johns o Judd Winnick son autores competentes pero bastante gastados. Se dice que si los cambios que produzca Crisis Final no consiguen los resultados comerciales apetecidos Dan Didio pasará a sellar la cartilla del paro.
Pero si algo ha caracterizado a Didio es la aparente tirria que le tiene a la JLI, la gran, mítica, y de culto, serie de los 80. Gran parte de los personajes protagonistas han muerto en alguno de los eventos de los últimos años: Sue Dibny, Red Rocket 7, Blue Beetle,… y los que seguirán. Parece como si Didio pensara que el Universo DC es un sitio muy dramático en el que el humor no puede tener cabida. A lo mejor él tampoco la tiene.
En la acera de enfrente Joe Quesada también tiene sus propias obsesiones. Tras llevar años diciendo lo mal que le caía el personaje Speedball aprovechó Civil War para darle puerta. ¿No es mejor olvidarse de él? ¿Para qué está el Limbo? Pues no, lo tenía que matar. Y si no le gusta que Peter Parker esté casado lo dice y lo repite y todo el mundo le ríe la gracia y, ñaca, parece que al final va a cumplir con su amenaza y nos lo va divorciar, o enviudar o yo qué sé. O a lo mejor no, lo cual tendría gracia, teniendo en cuenta la de comentarios que está dando el tema en internet, un ejemplo, por cierto de que el Universo Marvel, ahora mismo, interesa más que el DC.
Personas humanas que son, los rectores y autores de todos estos Universos muestran sus predilecciones y fobias en su obra. El pionero tuvo que ser Roy Thomas, el primer fan que se convirtió en profesional y que, en cuanto tenía ocasión, colaba en alguna historia a los personajes de los años 40 que había leído de niño. Hoy en día todos los autores del comic de superhéroes son fans reciclados. Lo cual está bien porque conocen la materia que tratan, pero, consciente o inconscientemente, acaban por recrear aquellas historias que leyeron de niños. Y aburren un poco, la verdad.
Lo de Final es muy interpretable. A lo mejor realmente tienen pensado que no haya más series con el título de Crisis en DC, aunque ya se sabe que Marvel tiene Wars y DC tiene Crisis. Es posible que sea la última maxisaga cambiauniversos que tenga planeada DC. O puede que sea el final para Dan Didio.
Dan Didio es un señor que tiene un cargo de nombre muy largo en DC “Senior Vice President - Executive Editor, DC Universe” o sea, mandamás del Universo DC. Como Joe Quesada, pero en italiano calvo y bigotudo. Él ha sido la fuerza editorial detrás de la serie de eventos que han poblado el Universo DC desde 2003. Y los resultados han sido irregulares. Junto a éxitos como Crisis de Identidad, Crisis Infinita o 52 se le pueden adjudicar fiascos como la campaña Un Año Después o la actual Countdown, continuación de 52 cuyas ventas van decreciendo semana a semana. Las series DC, salvo honrosas excepciones, hace mucho que no emocionan. Geoff Johns o Judd Winnick son autores competentes pero bastante gastados. Se dice que si los cambios que produzca Crisis Final no consiguen los resultados comerciales apetecidos Dan Didio pasará a sellar la cartilla del paro.
Pero si algo ha caracterizado a Didio es la aparente tirria que le tiene a la JLI, la gran, mítica, y de culto, serie de los 80. Gran parte de los personajes protagonistas han muerto en alguno de los eventos de los últimos años: Sue Dibny, Red Rocket 7, Blue Beetle,… y los que seguirán. Parece como si Didio pensara que el Universo DC es un sitio muy dramático en el que el humor no puede tener cabida. A lo mejor él tampoco la tiene.
En la acera de enfrente Joe Quesada también tiene sus propias obsesiones. Tras llevar años diciendo lo mal que le caía el personaje Speedball aprovechó Civil War para darle puerta. ¿No es mejor olvidarse de él? ¿Para qué está el Limbo? Pues no, lo tenía que matar. Y si no le gusta que Peter Parker esté casado lo dice y lo repite y todo el mundo le ríe la gracia y, ñaca, parece que al final va a cumplir con su amenaza y nos lo va divorciar, o enviudar o yo qué sé. O a lo mejor no, lo cual tendría gracia, teniendo en cuenta la de comentarios que está dando el tema en internet, un ejemplo, por cierto de que el Universo Marvel, ahora mismo, interesa más que el DC.
Personas humanas que son, los rectores y autores de todos estos Universos muestran sus predilecciones y fobias en su obra. El pionero tuvo que ser Roy Thomas, el primer fan que se convirtió en profesional y que, en cuanto tenía ocasión, colaba en alguna historia a los personajes de los años 40 que había leído de niño. Hoy en día todos los autores del comic de superhéroes son fans reciclados. Lo cual está bien porque conocen la materia que tratan, pero, consciente o inconscientemente, acaban por recrear aquellas historias que leyeron de niños. Y aburren un poco, la verdad.
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