Con lo feliz que yo era leyéndome en Navidad el número de Navidad de 52 y el de Año Nuevo me lo tuve que leer a finales de enero. Un nuevo retraso de razones desconocidas ha obligado a distribuir cada tres días el nuevo número de esta serie semanal para intentar recuperar el ritmo perdido, y no es la primera vez que pasa.
Mientras, en una campaña sin precedentes, la editorial publicita Cuenta Atrás cuatro meses antes de su publicación, con una infinidad de anuncios muy llamativos y con frases muy pegadizas. Mi favorita sigue siendo la de “Jimmy Olsen debe morir”: hay promesa de una historia ahí. De todas formas yo hubiera esperado a un par de meses antes, porque va a ser difícil mantener la expectación tanto tiempo.
Cuenta Atrás no será semanal como en EEUU sino que irá en tomos mensuales, que es como yo pensé que iban a sacar 52. La razón, le leí a Hernando en la Zona Negativa, era coordinar la serie con todas las miniseries que se publicaron en paralelo a ella. Desde luego para el lector es lo mismo 96 páginas a 24 por semana -que, eso sí, como te descuides te quedas sin número- que las 96 de una vez y que pueden salir en un momento cualquiera del mes, aunque muchas veces salgan en el mes siguiente.
Para Planeta es más seguro comercialmente un tomo de 96 páginas que sacar cuatro tebeos al mes porque el tomo necesita menos clientes fijos que la grapa, como ya hemos comentado otras veces, de ahí que las series que no funcionan en grapa pasen a tomo como medida de supervivencia.
Planeta ha arriesgado con el formato semanal de 52. Si la cosa sale mal tiene mala fondinga, comercial y de cara al público, cambiar a la mitad el formato de una serie limitada, aunque menos mala fondinga que cerrarla antes de acabar, desde luego. No sé cómo se habrá vendido 52, creo que no demasiado mal (¿algún librero nos puede contar algo?) pero es más que esperable que Cuenta Atrás venda menos. Y no es ser pitoniso, sino saber que es lo que pasó en EEUU, donde un argumento mucho menos atractivo y con apariencia de muy improvisado echó para atrás a muchos de los compradores de 52.
Y si bien lo que dice Hernando de los problemas de coordinación es cierto, la medida denota desconfianza sobre la solidez del producto. Fundadas, me temo.
Mientras, en una campaña sin precedentes, la editorial publicita Cuenta Atrás cuatro meses antes de su publicación, con una infinidad de anuncios muy llamativos y con frases muy pegadizas. Mi favorita sigue siendo la de “Jimmy Olsen debe morir”: hay promesa de una historia ahí. De todas formas yo hubiera esperado a un par de meses antes, porque va a ser difícil mantener la expectación tanto tiempo.
Cuenta Atrás no será semanal como en EEUU sino que irá en tomos mensuales, que es como yo pensé que iban a sacar 52. La razón, le leí a Hernando en la Zona Negativa, era coordinar la serie con todas las miniseries que se publicaron en paralelo a ella. Desde luego para el lector es lo mismo 96 páginas a 24 por semana -que, eso sí, como te descuides te quedas sin número- que las 96 de una vez y que pueden salir en un momento cualquiera del mes, aunque muchas veces salgan en el mes siguiente.
Para Planeta es más seguro comercialmente un tomo de 96 páginas que sacar cuatro tebeos al mes porque el tomo necesita menos clientes fijos que la grapa, como ya hemos comentado otras veces, de ahí que las series que no funcionan en grapa pasen a tomo como medida de supervivencia.
Planeta ha arriesgado con el formato semanal de 52. Si la cosa sale mal tiene mala fondinga, comercial y de cara al público, cambiar a la mitad el formato de una serie limitada, aunque menos mala fondinga que cerrarla antes de acabar, desde luego. No sé cómo se habrá vendido 52, creo que no demasiado mal (¿algún librero nos puede contar algo?) pero es más que esperable que Cuenta Atrás venda menos. Y no es ser pitoniso, sino saber que es lo que pasó en EEUU, donde un argumento mucho menos atractivo y con apariencia de muy improvisado echó para atrás a muchos de los compradores de 52.
Y si bien lo que dice Hernando de los problemas de coordinación es cierto, la medida denota desconfianza sobre la solidez del producto. Fundadas, me temo.
3 comentarios:
Yo 52 la estoy siguiendo la mar de entretenidillo pero la Cuenta Atrás se me hace muy cuesta arriba.
Seguí 52 a ritmo USA y no me defraudó en absoluto, pero Countdown sólo se puede describir con una palabra: un truño de dimensiones descomunales.
Vale, son cinco palabras.
De verdad, soy absolutamente incapaz de ver a Paul Dini por ningún sitio; más nos valdría que se estirase y nos sacara un Batman Adventures: Mad Love II (noooooooo, tranquilos, que es broma: luego pasan cosas como DK2).
Lo peor es que picaré con Trinity, pero es que Busiek y Bagley son muy golosos como para dejarlos pasar... aunque el Busiek de Superman (con y sin Pacheco) haya sido una decepción notable.
Es lo de siempre: un formato funciona y se intenta exprimir, cuando muchas veces funciona por ser novedoso y porque el contenido es apetecible. En cuanto pasa la novedad o el contenido es aborrecible se acabó lo que se daba. El quinteto Busiek-Bagley-Superman-Batman-Wonder Woman es muy apetecible, eso sí.
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