Hay dos Grant Morrison: el de las grandes y brillantes ideas épicas que hace historias estupendas y el de las grandes y brillantes ideas extrañas al que no hay quien entienda. Existe una lucha constante entre ambos Morrison a la que sólo DC ha sido capaz de dar solución. Porque DC tiene el Universo DC para uno de los Morrison y la línea Vertigo para el otro. Por eso Morrison no acabó de cuajar en Marvel, porque allí sólo querían al primer Morrison.
El problema es, la esquizofrenia es lo que tiene, que el Morrison raro invade el terreno del Morrison épico y salen cosas como Crisis Final, un lío de proporciones... épicas.
Spoilers épicos a partir de ahora.
Como buena secuela de secuela (o trecuela), Crisis Final debería ir de Monitores, Antimonitores, mundos muriendo y mundos viviendo, cielos rojos y olas de antimateria. Y sí, pero no. Más que darle remate al tema de las Crisis, Morrison decide cerrar el gran tema del Cuarto Mundo kirbyano, la Ecuación Anti-vida que da poder sobre la mente y la voluntad de los seres vivos. La idea era acabar con el Cuarto Mundo y crear el Quinto Mundo (que no hubiera sido un mal título, por cierto).
Así que los Dioses del Cuarto Mundo mueren y se reencarnan, al menos los malos, justo cuando Darkseid encuentra la Ecuación y la usa para subyugar a gran parte de la Humanidad, algo que Morrison ya había escrito en su saga de JLA Rock of Ages, de forma más brillante. Esta subyugación conduce, no me he enterado muy bien por qué, al colapso del Multiverso, y ahí que salen los Monitores, uno por cada una de las 52 Tierras.
De hecho se suponía que este argumento de la muerte de los Nuevos Dioses, Darkseid y los Monitores se iniciaba Cuenta Atrás, la saga que unía 52 con Crisis Final y que Dan Didio decía que era como 52 pero "bien hecha". Si es que el que es tonto, lo es. Cuenta Atrás no sólo resultó ser un tostón sino que contradecía lo que Morrison estaba preparando para Crisis Final. Tanto es así que se supone que la mayoría de lo que cuenta Cuenta Atrás quedó atrás, fuera de continuidad. Muy bien hecha, Didio, sí señor.
En fin, que tenemos a Darkseid por un lado subyugando a la humanidad y convirtiendo a los heroes en marionetas suyas y por el otro a los Monitores exiliando a uno de los suyos no sé bien por qué. Todo ello contado a trompicones, con escenas sin hilazón alguna, que te dejan con la sensación de que llegas a la mitad y sin que nadie se preocupe de ponerte en antecedentes. No sé si es cosa del Morrison rarito que se puso a "innovar" narrativamente o que el Morrison de las grandes ideas tenía tantas ideas que no le cabían todas, pero el resultado es más que frustrante, especialmente porque para enterarte bien de todo es obligatorio leerse las miniseries asociadas.
Es decir, ves a Superman con Brainiac, y si no te has leido La Legión de Tres Mundos, no sabes por qué. O el papel, importante, del Hombre Tatuado no lo captas si no te lees uno de los especiales que Planeta ha publicado (bien hecho) junto a la serie principal. O, al revés, que alguien me explique qué tiene que ver la historia de Geoforce con Deathstroke con la saga principal. Y no me quiero ni imaginar la sorpresa de los yanquis que no se leyeran Superman Beyond al ver en el último número de Final Crisis un Monitor Vampiro que aparece de la nada sin que nadie explique nada y cuya aparición no dura más de tres o cuatro páginas, siendo su muerte el auténtico final de la historia.
El resultado ha sido un auténtico fiasco. Uno echa de menos más "injerencias editoriales", es decir, alguien con el talento y la mano izquierda suficiente como para canalizar el caudal de ideas de Grant Morrison así como para conseguir mayor consistencia gráfica, porque el batiburrillo de J. G. Jones, Carlos Pacheco y Doug Mahnke (grandes todos) es un canto a la chapuza que reina actualmente en DC. Algo que no se arregla ni con gafas en 4D.
El problema es, la esquizofrenia es lo que tiene, que el Morrison raro invade el terreno del Morrison épico y salen cosas como Crisis Final, un lío de proporciones... épicas.
Spoilers épicos a partir de ahora.
Como buena secuela de secuela (o trecuela), Crisis Final debería ir de Monitores, Antimonitores, mundos muriendo y mundos viviendo, cielos rojos y olas de antimateria. Y sí, pero no. Más que darle remate al tema de las Crisis, Morrison decide cerrar el gran tema del Cuarto Mundo kirbyano, la Ecuación Anti-vida que da poder sobre la mente y la voluntad de los seres vivos. La idea era acabar con el Cuarto Mundo y crear el Quinto Mundo (que no hubiera sido un mal título, por cierto).
Así que los Dioses del Cuarto Mundo mueren y se reencarnan, al menos los malos, justo cuando Darkseid encuentra la Ecuación y la usa para subyugar a gran parte de la Humanidad, algo que Morrison ya había escrito en su saga de JLA Rock of Ages, de forma más brillante. Esta subyugación conduce, no me he enterado muy bien por qué, al colapso del Multiverso, y ahí que salen los Monitores, uno por cada una de las 52 Tierras.
De hecho se suponía que este argumento de la muerte de los Nuevos Dioses, Darkseid y los Monitores se iniciaba Cuenta Atrás, la saga que unía 52 con Crisis Final y que Dan Didio decía que era como 52 pero "bien hecha". Si es que el que es tonto, lo es. Cuenta Atrás no sólo resultó ser un tostón sino que contradecía lo que Morrison estaba preparando para Crisis Final. Tanto es así que se supone que la mayoría de lo que cuenta Cuenta Atrás quedó atrás, fuera de continuidad. Muy bien hecha, Didio, sí señor.
En fin, que tenemos a Darkseid por un lado subyugando a la humanidad y convirtiendo a los heroes en marionetas suyas y por el otro a los Monitores exiliando a uno de los suyos no sé bien por qué. Todo ello contado a trompicones, con escenas sin hilazón alguna, que te dejan con la sensación de que llegas a la mitad y sin que nadie se preocupe de ponerte en antecedentes. No sé si es cosa del Morrison rarito que se puso a "innovar" narrativamente o que el Morrison de las grandes ideas tenía tantas ideas que no le cabían todas, pero el resultado es más que frustrante, especialmente porque para enterarte bien de todo es obligatorio leerse las miniseries asociadas.
Es decir, ves a Superman con Brainiac, y si no te has leido La Legión de Tres Mundos, no sabes por qué. O el papel, importante, del Hombre Tatuado no lo captas si no te lees uno de los especiales que Planeta ha publicado (bien hecho) junto a la serie principal. O, al revés, que alguien me explique qué tiene que ver la historia de Geoforce con Deathstroke con la saga principal. Y no me quiero ni imaginar la sorpresa de los yanquis que no se leyeran Superman Beyond al ver en el último número de Final Crisis un Monitor Vampiro que aparece de la nada sin que nadie explique nada y cuya aparición no dura más de tres o cuatro páginas, siendo su muerte el auténtico final de la historia.
El resultado ha sido un auténtico fiasco. Uno echa de menos más "injerencias editoriales", es decir, alguien con el talento y la mano izquierda suficiente como para canalizar el caudal de ideas de Grant Morrison así como para conseguir mayor consistencia gráfica, porque el batiburrillo de J. G. Jones, Carlos Pacheco y Doug Mahnke (grandes todos) es un canto a la chapuza que reina actualmente en DC. Algo que no se arregla ni con gafas en 4D.
6 comentarios:
Si señor, decepcionante total, esto lo coge el Gran Loeb y gran obra maestra ;).
Pero que si, que se dejen de crisis y de morrisonadas.
No, esto lo coge Loeb y nos partimos de risa. Eso que hubiéramos ganado.
Yo dejé de leer la miniserie a mitad, en serio. No podía con ella, me aburrió.
Y lo dice alguien maravillado con sus New X-men (me chiflan, de hecho), su Animal Man o su Arkham Asylum.
El problema, como bien has dicho, es que no pone Vertigo. A los que nos gustó El Asco, Invisibles y similares, Crisis Final nos ha gustado bastante. Pero sí que sorprende encontrarte con una historia así cuando ves a Superman en la portada.
Me bajé el primer número para ver si me pillaba el tomo. Lo borré tras pasar la página 13 ó 14 sin haberme enterado de nada.
Mucha suerte a DC.
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