La descompresión ha sido el “invento” narrativo de los últimos diez años. Las historias se cuentan en más viñetas, menos viñetas por página, más páginas, menos bocadillos por viñeta, menos discurso interior... Lo que antes se contaba en 20 páginas ahora se hace en 60.
Este estilo bebe mucho del manga y sus escenas interminables, claro, y se suele citar al The Autorithy de Warren Ellis como el inicio de la moda. Sin embargo tenemos un ejemplo anterior en el Hard Boiled de Frank Miller y Geoff Darrow. La historia era muy sencilla: un agente de seguros descubre que es un ciborg y se pone a matar gente. El estilo tan hiperdetallado de Darrow ralentizaba la historia creando un efecto bastante curioso. Este tebeo fue bastante criticado en su momento, pero en realidad se adelantó a su época.
La descompresión sólo funciona bien si el dibujante es capaz de llevar el peso de la narración y de llenar las viñetas. Las grandes historietas descomprimidas las firman gente como Brian Hitch o John Cassaday. Y las escriben Ellis o Mark Millar, capaces de conseguir que cada frase tenga la máxima sustancia. Los textos de The Ultimates son un auténtico prodigio en ese sentido.
Por supuesto que hay críticos, generalmente fans de toda la vida acostumbrados a historietas con diez viñetas por página y cuatro bocadillos por viñeta. No exagero. El clásico que estoy leyendo ahora es La Legión de Superhéroes, que no baja de doce bocadillos por página frente a los seis o siete que tiene, como mucho, una historieta moderna. Estos críticos aducen que la descompresión es un truco barato para alargar una historia y cobrar más por el mismo trabajo. También alegan que se hace pensando en la conversión de las historietas en tomos recopilatorios.
Razón no les falta, pero nos estamos acostumbrando tanto a este estilo, al menos yo, que las historietas como las del Clásicos DC de La Legión resultan hasta pesadas de leer, y más en tomos de ocho. Sin embargo cuando releo series de hacer tres o cuatro años tengo que juntar varios números de una vez para poder disfrutar de verdad. Un lío.
Como en todo, hay quien sabe hacerlo y quien no. Aquí tenemos un ejemplo de que no, en Justice League of America nº 14, a cargo de Dwayne McDuffie y Ed Benes, la página que ha inspirado este post.
Este estilo bebe mucho del manga y sus escenas interminables, claro, y se suele citar al The Autorithy de Warren Ellis como el inicio de la moda. Sin embargo tenemos un ejemplo anterior en el Hard Boiled de Frank Miller y Geoff Darrow. La historia era muy sencilla: un agente de seguros descubre que es un ciborg y se pone a matar gente. El estilo tan hiperdetallado de Darrow ralentizaba la historia creando un efecto bastante curioso. Este tebeo fue bastante criticado en su momento, pero en realidad se adelantó a su época.
La descompresión sólo funciona bien si el dibujante es capaz de llevar el peso de la narración y de llenar las viñetas. Las grandes historietas descomprimidas las firman gente como Brian Hitch o John Cassaday. Y las escriben Ellis o Mark Millar, capaces de conseguir que cada frase tenga la máxima sustancia. Los textos de The Ultimates son un auténtico prodigio en ese sentido.
Por supuesto que hay críticos, generalmente fans de toda la vida acostumbrados a historietas con diez viñetas por página y cuatro bocadillos por viñeta. No exagero. El clásico que estoy leyendo ahora es La Legión de Superhéroes, que no baja de doce bocadillos por página frente a los seis o siete que tiene, como mucho, una historieta moderna. Estos críticos aducen que la descompresión es un truco barato para alargar una historia y cobrar más por el mismo trabajo. También alegan que se hace pensando en la conversión de las historietas en tomos recopilatorios.
Razón no les falta, pero nos estamos acostumbrando tanto a este estilo, al menos yo, que las historietas como las del Clásicos DC de La Legión resultan hasta pesadas de leer, y más en tomos de ocho. Sin embargo cuando releo series de hacer tres o cuatro años tengo que juntar varios números de una vez para poder disfrutar de verdad. Un lío.
Como en todo, hay quien sabe hacerlo y quien no. Aquí tenemos un ejemplo de que no, en Justice League of America nº 14, a cargo de Dwayne McDuffie y Ed Benes, la página que ha inspirado este post.

Al final esto es como todo. No se trata de la herramienta, sino de cómo se usa. (Sin dobles sentidos, eh)
Postfacio: Y hablando de herramientas, he puesto a la derecha una ventanita para mensajes de Twitter, para, primero: cultivar el don de la concisión, que algunos me decís que me enrollo mucho; segundo: para ir soltando ideas y pensamientos sin necesidad de hacer un post aposta y, tercero: para que el blog tenga más vidilla. Si sale bien lo mantenemos y si no, a otra cosa, mariposa.