lunes, 15 de agosto de 2011

BERLÍN FRIKI TOUR

Realmente, lo que deberíais estar leyendo es este estupendo post de Pepo Pérez que, de hecho, tomé como referencia para preparar el viaje. De todas formas ahí va mi versión de los hechos.

Berlín te lo ves en dos o tres días. Todas las guías y también en el Hotel te recomiendan los mismos lugares. Aumentar el número de días de visita depende de ir a sitios cercanos a Berlín o poner a prueba tu CRM (Coeficiente de Resistencia a los Museos).

Los museos se concentran en dos zonas: Una es la Isla de los Museos, donde hay cinco, de los que yo recomendaría el Museo de Pérgamo, que contiene partes de edificios antiguos griegos, romanos, árabes, persas... Muchas partes. Al fin y al cabo, aquí y en Pekín, en Londres y en Berlín, los museos se nutren de saqueos coloniales. Es espectacular, digno de los decorados de una peli de Cecil B. De Mille.

En el Neues Museum, que es el Museo Nuevo, te encuentras con las cosas más viejas, la parte egipcia y tal. Le puedes hacer fotos a todo menos a Nefertiti. Hay tres seguratas en estado de permanente ansiedad vigilando que nadie haga fotografía alguna. El busto es una preciosidad, pero lo interesante está en la sala de al lado: las pruebas de que Erich Von Däniken tenía razón y las pirámides las construyeron los extraterrestres.


La Altes Nationalegallerie es la Antigua Galería Nacional que tiene la pintura moderna, sobre todo del XIX. Entre impresionistas y realistas te encuentras algunos cuadros de Wilhelm Busch, el padre de la historieta alemana, cuyos Max und Moritz influyeron en los yanquis Katzenjammers Kids y en nuestros Zipi y Zape. La obra pictórica de Busch también está llena de niños malos.

Aunque lo raro es que a uno lo tomen por una pieza digna de ser contemplada: mi camiseta de piedra-papel-tijeras-lagarto-spock llamó la atención de dos jovenzuelos que se turnaban para ver si lo que veían era lo que creían ver. Y si no sabes lo que es piedra-papel-tijeras-lagarto-spock ya estás tardando en ver La teoría del Big Bang, insensato.




La otra zona con museos está en las inmediaciones de la Postdammer Platz, e incluye un Museo de Cine que ya rebasaba nuestro CRM. Me cuentan que, por ejemplo, tienen la marioneta del dragón de La Historia Interminable, que era una película alemana. Por cierto que en el Radiolé del taxi que nos llevó al Hotel pudimos oír la canción de Limahl. Y si no sabes quién es Limahl tú no has tenido infancia. No en los 80. Limahl, además, fue la inspiración de Arthur Adams para el look de Longshot.


Curiosidades de la flora y fauna berlinesa: No hay moscas, hay avispas. No hay palomas, hay cuervos. Y los gorriones están muy gordos. Respecto al personal, el arquetipo teutón se cumple. Por supuesto que hay teutonas muy guapas, pero descubrimos que las alemanas no envejecen: se transforman en hombres.

La comida berlinesa es buena, pero monótona y limitada. Carnes con guarnición de patatas, lombarda y chucrut. La cerveza es estupendísima, claro que sí, aunque la checa está mejor, y no nos podemos olvidar de las salchichas, las bratwurst y las currywurts, que vienen embadurnadas con una salsa de curry. Las salchichas te las presentan que parece que tiene prepucio, pucio y postpucio.


El pan está buenísimo y venden unos bocadillos exquisitamente presentados. Y los dulces están muy buenos. ¿Recordáis que dije que no hay moscas sino avispas? Pues los expositores de pasteles están repletos de avispas y nos dijeron que cuantas más avispas, mejor están los pasteles. No quisimos comprobarlo.

Más que interés monumental Berlín tiene interés histórico y simbólico. Al fin y al cabo su historia se ha cargado sus monumentos. Hemos visto en cientos de documentales la Puerta de Branderburgo o el Bundestag o la plaza de la Universidad donde los nazis quemaban libros y donde Hitler le firmaba un autógrafo a Indiana Jones.



No es para todos los estómagos, pero es muy recomendable la visita al campo de concentración de Sachsenhausen, a treinta km. al norte de Berlín. Siempre es bueno tener conciencia de lo malos (hijos de puta) que podemos llegar a a ser para los demás y de la inventiva que podemos llegar a tener para hacerles sufrir. También para entender lo que significa realmente “nazi” o “fascista”, que hoy ha quedado en lo que le dice un troll al que le borra un insulto en un foro.

La visita al campo se aprovecha más si se hace con guía. Al pie de la torre de comunicación, que es como el pirulí de Torrespaña, hay un grupo de guías españoles vestidos de verde muy majos que organizan diversas visitas. Hasta te cuentan que los nazis iban tan bien vestidos porque sus uniformes los diseñó Hugo Boss.

El pirulí es altísimo y omnipresente, no hay sitio de Berlín donde no la veas. Ahí deberían de haber estado de vigilancia los ángeles de El cielo sobre Berlín y no en la Columna de la Victoria del Parque Tiergarten. Por cierto que en la película de Wenders salía el reciéntemente difunto Peter Falk, o sea, Colombo.

Y, por supuesto, aún son visibles las huellas de la división tras la II Guerra Mundial. El Berlín comunista es el que tiene los edificios más modernos, mientras que el Berlín Occidental los tiene de los años 60 y 70. No, no me equivoco, es que la parte comunista la están echando abajo y están construyendo unos edificios ultramodernos.


Es muy emocionante ver la réplica del Checkpoint Charlie, que te recuerda a las novelas de John Le Carré y a las primeras de Tom Clancy. Lástima que en la réplica haya un par de parguelas de uniforme haciendo el chorra y cobrando dos euros por hacerte una foto. El tipo de cosas que te rompen el mito.



Y no podemos olvidar el Muro, o lo poquito que queda, la East Side Gallery, que está toda llena de graffitis (todita Berlín está engrafitada), incluyendo algunos que gracias a Dan Didio probablemente estén fuera de continuidad.


Otro sitio interesante donde ir es el Flohmarkt, un mercadillo enorme que se celebra todos los domingos y en el que puedes encontrar de todo, desde músicos actuando y vendiendo sus CDs hasta mucha ropa de segunda mano, a la que los berlineses no hacen ningún asco. Yo aproveché para comprarme un tebeo de Clever Und Smart, es decir, Mortadelo y Filemón, que son tremendamente populares en Alemania.

De Mortadelo, lo que nos pasó en Potsdam, una bonita ciudad con muchos monumentos y palacios que merece la pena visitar. El caso es que nos cayó un chaparrón monumental y se nos ocurrió meternos en la entrada de uno de los palacios junto a otros turistas, autóctonos y no autóctonos. Ninguno teníamos intención de visitar el palacio, pero la guardesa del lugar nos conminó a entrar o irnos. Como no quisimos irnos nos ORDENÓ entrar sin pagar la entrada y no sólo eso, sino que cuando entramos nos persiguió gritando “Achtung! Pantuflen!” para que nos pusiéramos unas zapatillas para no rayar el parqué. Surrealista total.

Entiendo que Alemania tenga carencia de ingenieros, porque debe ser el único país de Europa donde aún se hacen obras. Y para muestra las cinco gruas, cinco, que pudimos ver en una obra de Potsdam.


Lo que sí hay en Alemania son señales de tráfico muy curiosas. Esta, creo, permite hacer equilibrios sobre la bicicleta. Digo yo.



¿Y los tebeos? ¿Y la cultura popular? Pues bien, gracias. Sólo fui a una librería, pero mereció la pena, Modern Graphics, que consiste en tres salas consecutivas donde puedes encontrar mucho de todo: tebeos alemanes, traducciones al alemán de material americano y japonés, y gran cantidad de material americano, que no desmerece a librerías de Londres o Nueva York. Me compré el infravalorado Ronin de Miller y el segundo tomo de The League of Extraordinary Gentlemen: Century, que está muy bien y tiene un cliffhanger magnífico. El primer tomo me lo compré en Estocolmo el año pasado y por lo que sé, aún no lo ha publicado nadie en España, ¿verdad?


Panini publica tanto Marvel como DC en Alemania, lo cual me vuelve a recordar esa leyenda de que ambas compañías no quieren que la misma editorial las publique en el mismo país. Pues será en España. Las colecciones, mes arriba, mes abajo, están a la par de las españolas, y los diseños son casi idénticos. Tiene mucha gracia ver un “100% DC” publicado por Panini sacando al Green Arrow en plan Robín de los Bosques de su última etapa.

Otro sitio que me llamó la atención fue la Dussmann das KulturKaufhaus, que es como un FNAC, pero a lo bestia. Ya no ves por estos lares las discografías completas de casi cualquier grupo (si quieres algún disco antiguo lo tienes que pedir y esperar), ni, desde luego, media planta de las cuatro que tiene el negocio dedicada al jazz. Está céntrico y merece la pena darse una vueltecita.

Y como la caradura es un bien universal no pude sino reírme con las tiendas ProMarkt, que son como las MediaMarkt, pero en amarillo.


Resumiendo: que Berlín está bien, pero no über alles.

Y, para no perder las buenas costumbres, un mapa. Y un detalle que nadie me dijo: en Berlín numeran correlativo, no en aceras pares e impares. Es decir, que empiezan numerando en una acera 1, 2, 3,... y cuando acaba la calle siguen por la acera de enfrente.


Ver Berlín Friki Tour en un mapa más grande

3 comentarios:

PEDRO ANGOSTO dijo...

Muchas gracias! Me lo has contado tan bi4en que cuando yo vaya creo que iré a otros sitios, por que esos ya lso conozco! ;-)

José Enrique Machuca dijo...

Pues no hay más. Lo demás es monotonía urbana. XD. Y huye de las pantuflen.

Peribáñez dijo...

¡Ey, yo he visto algunas de esos sitios! Estuve en Berlín este mes de agosto. Vi ese graffiti de Batman en el East Side Gallery. El Check Point Charley no lo vi, pero me dijeron que no era nada del otro mundo, así que supongo que no me perdí nada importante.