jueves, 29 de agosto de 2013

SAN FRANCISCO FRIKI TOUR

Las Calles de San Francisco era una serie policíaca de principios de los 70 protagonizada por Karl Malden y un joven Michael Douglas. Viendo los títulos de crédito, San Francisco tampoco ha cambiado mucho en cuarenta años.



San Francisco es una ciudad muy bonita, con mucho que destacar pero hay una razón por la que la serie se llama Las calles de San Francisco y no Las lechugas de San Francisco. Por sus calles, claro. Y vaya calles.
Abajo...

...Y arriba. No sois conscientes del sufrimiento que conlleva hacer una foto como esta.
Empinadas como ellas solas. Suben desde la zona del puerto, al norte, en dirección norte-sur. Hay que tener buenas piernas, voluntad y ningún miedo al infarto para subirlas. Y gracias a ellas tenemos esta maravillosa y mítica escena de Bullit, 10 minutos de montaje adrenalínico.



A decir verdad, la escena es, maravillas del montaje, mentira. Los coches, además se teletransportaban. Salen de una calle y entran en otra que está cuatro calles más allá.

Tras Nueva York, yo diría que San Francisco es la ciudad yanqui más reconocible cinematográficamente. No en vano tiene hasta la sede de la Federación de Planetas, pero no la vimos porque no nos dio tiempo a viajar al futuro.

Pero, por supuesto, Alcatraz sí estaba.


Por 25 céntimos, películas que pasan en Alcatraz. Seguro que sabéis más de cinco. Un, dos, tres, responda otra vez.

Lo mismo que, junto al de Brooklyn, tiene al puente más famoso del mundo, el Golden Gate.


Que fue lo primero que se cargó el primer kaiju de Pacific Rim. Aunque como cuenta esta página web, hay al menos diez películas que odian este maravilloso puente. Cuando lo ves de cerca piensas en las narices que tuvo Magneto de transportarlo hasta Alcatraz, porque están a un par de kilómetros uno del otro.

Alcatraz es visitable, pero lo suyo es llevar las entradas compradas en internet. Y se suelen acabar un mes antes, aunque hay truco: si vas a las cinco de la mañana y haces cola (¡¡sí!! ¡¡cola!!) puedes pillar entradas. Yo esta vez no quise hacer cola, pero los compis que estuvieron dicen que merece la pena.

Y no quise hacer cola porque en San Francisco hace mucho frío. Claro, tú piensas en California y piensas en Malibú repleto de surferos. Pero California mide 1400 km de norte a sur y San Francisco, ojo al dato, está a la altura de Galicia. Creo que ningún día pasamos de 15ºC así que es recomendable llevar una rebequita. O dos. Para más inri, casi siempre está nublado. Porque San Francisco está bajo una nube continua, de lo cual te das cuenta de verdad cuando sales al sur de la ciudad.

Sí, sí, debajo de esas nubes está San Francisco.

Nubes que tienen la costumbre de bajar y transformarse en niebla, dándote la posibilidad de hacer una foto tan épica como esta:

Vale, los filtros de Instagram también ayudan, pero mola, eh. Como mola encontrarte símbolos masónicos en las paredes de los edificios:

Y aparcamientos para cangrejos. ¡Si es que piensan en todo! 



O el restaurante que salía en American Graffitti.


O el mismísimo Hotel California. O un Hotel California. Hay muchos.


Y, por supuesto, Chinatown. Pintoresco, pero un poco sucio, la verdad.


Por supuesto, el estilo chino es universal, y a las pruebas me remito. Me tiré media hora mirando este logotipo, que es el summum de la amalgama caradura.


Nada que ver con el pulcro Japantown.


Y sí, alguna tienda de tebeos cayó, como esta Card and Comics. Que, por cierto, y ni lo sabrán, hay una homónima en Sevilla, muy cerquita del Sánchez Pizjuán.


No dio tiempo a ir a ver Comix Experience, la más afamada del lugar, aunque esta no está nada mal, repitiendo, eso sí, el esquema de las librerías californianas: mucho merchandising arrinconando a los tebeos. Nuestro guía friki en esta ocasión fue el majísimo Mark Nagata, que fabrica y vende kaijus vía su empresa MaxToy. Nagata, además, es probablemente el mayor coleccionista de merchandising de Ultraman de Estados Unidos. Pasearse por su repleto estudio es tanto un delirio sensorial como un peligro para personas torpes como yo.

Aquí tenéis un rinconcillo, en el que junto a la Ultramanía había de todo, desde un montón de figuras del cíclope de la película de Simbad de Harrihausen, hasta una colección de muñequitos de personajes Marvel de los años 60 basados en los diseños de Kirby y Ditko. Para fliparlo, de veras.


Ahora tendría que contar cómo, cuando íbamos a hacer el trasbordo de avión de vuelta en Filadelfia, cayó la mayor tromba de agua de la historia de la ciudad, literalmente. Si no habéis visto chocar una ala de avión contra un muro de agua, no habéis visto nada. Y te puede pasar que siga lloviendo y el trasbordo de maletas lo hagan en un carro descubierto y se te mojen algunas de las cosas que llevabas, regalitos incluidos. Y puede pasar que te acuerdes de la serie cuyo panel viste en San Diego, It´s Always Sunny in Philladelphia y te acuerdes de la madre que los parió.

Como pasar, puede.

jueves, 22 de agosto de 2013

LOS ÁNGELES FRIKI TOUR

Aviso para navegantes... viajantes... viajeros. Cuando hagas tu presupuesto para ir a California ten presente que en los precios nunca están incluidos los impuestos. Que no llegan al 21% del IVA de aquí, vale, pero aquí los precios tienen el impuesto incluido. Allí no, y no te lo dicen en ningún lado, y luego vienen los sustos y los mosqueos. Y encima está el tema de las propinas. Lo cual nos lleva a esta mítica escena.



"Mítica" no es la palabra que le puedes emplear con la ciudad de Los Ángeles. Salvo zonas concretas es sucia, destartalada, poligonera,... Es que hasta en las calles paralelas a las zonas glamourosas tienen esa pinta de polígono industrial de extrarradio. Y mira que cuando llegas por autopista desde el sur y de noche tiene pinta de ciudad del futuro, con los rascacielos iluminados, pero no, que va, es para parecer que es una ciudad moderna.

Lo que quiero decir es que, salvo que tengas prevista alguna actividad más allá de ver los sitios emblemáticos, casi ni te merece la pena quedarte a dormir. En un par de horas te ves:

Los decorados de la película Intolerancia, que forman parte del Centro Comercial...



...que hay tras el Teatro Chino TCL, en la plaza que se cargaban en Iron Man 3. Lo del TCL es el patrocinador (chino) que le ha puesto su nombre por 5 milloncejos. Lo del patrocinador y que apareciera en Iron Man es todo para vender la película al cada vez más apetitoso mercado chino. Y que hicieran la patochada que hicieron con el Mandarín, pues también.


Cerca encuentras el Teatro Kodak, también conocido como Teatro Dolby, que es donde se entregan los Oscars. Mira que la calle (el Paseo de la Fama) es larga, pues las dos Minnies tenían que estar en el mismo sitio:


Y tienes a Batman en su típica postura de acechar desde un dispensador de prensa:


Y un Zara. Siempre hay un Zara en el mejor sitio de la mejor calle de la ciudad. Esto SÍ es Marca España.


Lobezno dejando sin luz 20 pisos de este rascacielos.


El Paseo de la Fama es, por supuesto, donde están las estrellas de los artistas. Te puedes pasar el día entero leyéndolas. Hay unos planos para buscarlas si quieres pillar alguna en concreto, o lo puedes consultar en Internet. O encontrar, de casualidad, la del mejor director de la Historia.


Los decorados de antes, integrados en el Centro Comercial. La película de Griffith costó un millón de dólares de entonces, que es como los 200 millones típicos de ahora.


Y desde el segundo piso puedes ver el refamosísimo cartel de Jolibú (Y otro anuncio de Lobezno, todo está pensado...)


Si quieres ver Beverly Hills, las casas de los famosos y similares, pues están relativamente lejos de esta zona. Probablemente esta sea una de las pocas ciudades en las que un tour guiado en bus merezca la pena. Nosotros no lo hicimos porque teníamos coche. Lo que sucede en Los Angeles es que para ir a cualquier sitio tienes que entrar y salir de las autopistas, y mira que las colas de San Diego eran graciosas (al menos para mí), pero las de las carreteras de Los Angeles NO.

Lo cual me lleva a pensar cómo se la apañaba Jack Bauer para llegar en cinco minutos de una punta a otra de la ciudad en 24. Imposible. Otro mito destruido.



Lo bueno que tiene conocer gente amable y apañada en los sitios a los que vas es que te llevan a ver sitios chulos que están fuera de las rutas y guías al uso. Así, Joseph Game, Chogrin, uno de los diseñadores de la desopilante Hora de Aventuras nos coló con nocturnidad y alevosía en ...


Este es el acogedor recibidor.


Un homenaje floral a quienes les dan de comer en la actualidad:


Una pared de Telesketches (o Etch-A-Sketch como lo llaman ahí), para que dejes tu arte en ellas:


Bonitas páginas de comics basados en sus personajes:


La escalera de subida está repleta de dibujitos de los trabajadores y de los visitantes. Especialmente flipante esta manera de usar dos fluorescentes:


El planning de un capítulo de Hora de Aventuras. Cada planta del edificio está dedicada a una serie concreta. También vimos diseños de la nueva versión de Las Supernenas, pero nos pidieron que no hiciéramos fotos.


Cada planta tiene una zona de esparcimiento con juegos y otros divertimentos. También algún tipo de excentricidad culinaria, como unos depósitos enormes de cereales, o una máquina de refrescos con pantalla táctil con, literalmente, decenas de sabores distintos. Sí, los probamos todos. De todas formas las zonas de trabajo son minúsculos cubículos, que no todo es placer y alegría en la vida del animador.

Esta señal del parking nos dejó picuetos:

Prohibido romper la barrera con la cabeza.
Y hablando de señales:


Que alguien me explique qué tiene que ver Oliver Queen con esto.

Javier Recio, director granadino nominado al Oscar al mejor corto de animación por la producción de Kandor Graphics La Dama y la Muerte nos entró con diurnidad y pasando controles de seguridad en...


Y se nota donde están los billetes. La sede de Dreamworks es casi como un pueblecito:



La recepción del edificio principal...


...y la vitrina con los Emmys, Oscars y demás premios.


Vale, pero Pixar tiene más.

Al igual que en Cartoon Network, la comida de los empleados va por cuenta de la empresa. En este caso, hay hasta barbacoa. Y zonas de juegos, y una televisión táctil de cientos de pulgadas, y otras comodidades que permitan a los animadores y demás personal relajarse. Aunque a la hora de trabajar, cubículos, sí.

De todas formas, nos contaba Javier, el ritmo de trabajo y de exigencia es tal que poco tiempo les da para el esparcimiento. Sobre todo teniendo en cuenta que en la empresa hay nerviosismo debido a que los últimos lanzamientos, como El origen de los guardianes o Turbo no han ido nada bien en taquilla. Nada que no arreglen nuevas entregas de Shrek o Kung Fu Panda.

Javier es la criatura que no va de rojo.

Granadinos y antequeranos por el mundo.
¿Librerías y tiendas? Por supuesto. Aunque todas las que vimos tenían toda la pinta de que cada vez dedicaban menos espacio a los tebeos y más al merchandising:

Esta es Blast from the Past, que está en Burbank, una de las ciudades-satélite de Los Ángeles donde están los estudios de cine. Nos dijeron que Guillermo del Toro era muy asiduo de esta.


Si sois coleccionistas de muñecos de Star Wars, sólo mirad esto, y llorad.


De esta no sabemos, pero intuimos que debe ser la favorita de Tim Burton, para que os hagáis idea de su tenebroso contenido. También está en Burbank.

Seguimos en Burbank. Esta es una tienda de ropa y complementos femeninos de estilo gótico:


Y esta también la frecuentará Tim Burton. Por dentro es como un Castillo del Terror. Flipante. Lástima que no dejen hacer fotos.


Tanta visita a sitios tétricos y monstruosos tenía que producir sus efectos:

Los granadinos y antequeranos por el mundo, rodeando a Chogrin. Miradme, todo motivado.
En Los Ángeles tenemos Meltdown, que tiene fama de ser la mejor tienda del lugar, pero aunque maja, la vi destartalada. También mucho muñeco y poco tebeo. Es lo que hay. Lo que sí tiene es un montón de actividades paralelas, como firmas, charlas y otros eventos.


Para los otakus y fauna similar es obligatorio un paseito hasta Little Tokyo, el barrio japonés, que es muy bonito y tranquilo, y tiene una tienda, Jungle, repleta de material importado.


Juro que cuando hice la foto no me fijé en la postura de la muchacha:


Y hasta aquí el periplo angelino. Que también tiene sus cosas, eh, pero como bonita, no es. Próxima parada, San Francisco, que ya es otra cosa.

domingo, 18 de agosto de 2013

LA COMIC-CON DE ¡YO DIGO NO!: TEORÍA DE COLAS

La teoría de colas estudia matemáticamente eso, las colas. Las de las cajas del Mercadona, pero también para cuando un ascensor es llamado desde varios pisos para bajar o subir: su programación debe decidir cómo organizar esa cola de órdenes de la manera más óptima posible.

En los comercios de los países anglosajones suelen hacer una única cola ante varios mostradores, que son los que van llamando a los clientes según van quedando vacíos. Esta es una solución óptima tanto matemática como psicológicamente: le evitas a los clientes el nerviosismo de ver que siempre, siempre, siempre, su cola es la que va más lenta. En España, salvo excepciones, no somos nada óptimos, pero esa es otra historia.

Como ya he contado en anteriores posts, Comic-Con y hacer colas es casi equivalente, y, como todo, lo tienen perfectamente organizado. Incluso tienen personal dedicado específicamente a controlar ese tema, el line staff. Y quien organiza todo es ¡el Fire Marshal!, que llena las paredes de carteles como estos, diciéndote donde debes sentarte o no, o donde debes pararte o no.

Walk! Just walk!
Me imagino al Fire Marshal como a Steve McQueen en El coloso en llamas. Sus hombres además controlan las colas en el interior de la Sala de Exposiciones. Cada stand tiene su propio personal controlando sus colas, con cartelitos de dónde empieza y acaba la cola, y el personal del Fire Marshal vigilando que no obstaculicen el paso ni las entradas y salidas estratégicas. Una de las colas que hice en un stand la disolvieron justo dos personas antes de donde estaba yo. Mientras los indignados ciudadanos americanos empezaron a protestar reclamando sus derechos constitucionales, el españolito de a pie se hizo el remolón y volvió a meterse en la fila.

La primera cola nos la encontramos el miércoles por la tarde, con toda la gente que, teniendo pase para los cuatro días, querían ser los primeros en entrar para conseguir las novedades exclusivas. O para visitar la Comic-Con con mucha menos gente y cero cosplayeros.

Aunque los stands están en la planta baja te hacen subir a la segunda planta y te ponen en cola. Como aún hay clases, hay colas de plebeyos, en el Sails Pavillion.


Y colas de profesionales, a la sombrita:




...donde una señorita vocinglera se iba paseando diciéndote que no podías salirte de la línea marcada en el suelo.

De todas formas, la cola, (no, LA COLA) es la que conduce al Hall H, donde se hacen las presentaciones multitudinarias de películas y series. Intentamos cuatro veces acceder y sólo conseguimos hacerlo en dos. Lo siguiente es tanto un relato de triunfo y tragedia como una guía por si alguno de vosotros intenta la aventura. ¡Yo Digo No! siempre a su servicio.

Y, para ello, ¿cómo no hacer un bonito y explicativo mapa?



La zona naranja es el Centro de Convenciones, cuyas entradas principales dan al norte. El chirimbolo verde es la puerta del Hall H, y de las líneas de colores y el resto de símbolos nos iremos ocupando luego.

En el Hall H, como en el resto de salas de conferencias, se celebran un montón de actos cada día. Una vez que entras no te echan, pero si sales tienes que volver a hacer cola para entrar. Puede que de siete actos previstos te interesen tres, y te tragas los otros porque no te queda más remedio. Sí, te puedes llegar a quedar el día entero dentro, así que tienes que planificarte y llevar bebida y comida. De todas formas allí hay servicio de bar, donde venden cosas que dicen que son comida: perritos plasticosos, pizza acartonada o nachos con cosa amarilla encima y halapeñous.

Las líneas azules y verdes ocupan lo que llaman Plaza, que es un anexo al aire libre del Centro de Convenciones.Las líneas azules son las chutes, cuatro filas que se van llenando a medida que llaman a los que las ocupan al interior del Hall H. Las líneas verdes se organizan en zigzag a la espera de que te vayan metiendo en las chutes. Aquí tenéis unas vistas desde el interior de la Plaza.


¡Y no olviden hidratarse!
Aunque la temperatura no suele variar de una agradecibles 25º, hay unos toldos para proteger de lipotimias e insolaciones.

Las líneas rojas son el resto de la cola, que van por las aceras y llegan hasta el signo de interrogación o puede que más allá, pero no pude comprobarlo. Aunque es difícil medirlo, yo diría que son más de dos kilómetros.

Hacer cola no garantiza que puedas entrar en el Hall H. Para ello tienes que tener una combinación de paciencia y suerte.

El jueves quisimos ver la presentación de Dexter, que era a las 18.30. Como tras la presentación de El Juego de Ender, que acabó a las 17.00, se fue la mitad de la gente, pudimos entrar sin ningún problema tras apenas dos horas de cola.

El viernes era el día en que se presentaban los eventos peliculeros y seriéfilos: El fin del mundo (10.00), Kick Ass y Riddick  (12.15) The Walking Dead (13.35) y Juego de Tronos (14.50). Llegamos sobre las 9.00 y la cola llegaba donde en el mapa pone 5th Av Pier. Vamos a poner el mapa otra vez para que no tengáis que hacer scroll:


A las 12.00 la cola sólo había avanzado hasta donde está el icono de la cámara de fotos. Aquí tenéis una imagen tomada desde allí, donde se ven las tres filas.


Y esta una panorámica de toda la fila roja que estaba junto al muelle. Ninguno de ellos entró ese día.


A las dos de la tarde llegamos a las líneas verdes y de ahí ya no nos movió nadie. A las tres nos dimos por vencidos, claro.

El sábado nos dijimos ¡a madrugar! Y ahí estábamos nosotros, a las siete de la mañana, dispuestos a ver las presentaciones de Warner y Legendary (Godzilla, Superman-Batman) (10.45) , Los juegos del hambre (13.35) -bueno, no nosotros, pero sí muchos de los que había allí-, la 20th Century Fox con todo el reparto de la próxima de X-Men (16.15), Marvel Studios con Thor, Capitán América y Guardianes de la Galaxia (18.00) o el monólogo de Kevin Smith (19.15)

Repito, eran las siete de la mañana. La cola llegaba donde dice Fifth Avenue Landing. Conseguimos llegar a la segunda línea azul, que era la siguiente en entrar. A las cuatro de la tarde. Y allí nos quedamos. A cien personas de conseguirlo.

¡El mapa, tercera parte)
Ya era una cuestión de orgullo, y estábamos dispuestos a cualquier cosa para conseguirlo. Así que el domingo nos fuimos a la cola ¡a las dos de la mañana! Bueno, pues a las dos de la mañana la cola llegaba donde está el icono de la cama. Y pongo la cama porque fue ahí donde dormimos dos o tres horas. Nosotros somos unos novatos en esto, pero los profesionales llevan su comida, sus almohadas, sus sacos de dormir,... Nosotros nos apañamos con una toalla de playa, pero como no somos delicados, hasta echamos una cabezadita.

Algunos son tan profesionales de hacer cola que nos cuentan que grupos de cinco o seis personas reservan una habitación de hotel simple o doble y se van turnando entre la habitación y las colas. Se supone que no le debes guardar el sitio a nadie, pero bueno, en fin, eso, aquí y allí se lo pasan por ahí mismo.

Claro, en su momento nos asustamos, llegar a las dos de la madrugada y que la cola esté medio kilómetro más lejos que las otras veces en las que no entramos, asusta, pero luego razonamos que la gente dormida ocupa más sitio que de pie. Alguno de los viejos del lugar nos aseguraron que sí, que estando allí entrábamos seguro. A las cinco nos despertó el personal de la Comic-Con y nos dijo que como la fila amenazaba con llegar al mar, pues nos levantaron y nos pusieron a andar. Y, poco a poco, hora a hora, fuimos avanzando...

He de decir que la Comic-Con está tan bien organizada que hasta piensan en que los pobres fans y sus necesidades excretoras. Tienen a un par de personas abriendo la puerta de la entrada G para que, en pequeños grupos, los meones y las meonas se alivien. Ahí los tenéis, al fondo. Los de abajo lo que querían, ya lo contamos, era entrar a los stands los primeros. Esta foto la hice a las dos de la madrugada.


Y poco a poco, con paradas y nervios, antes de las diez, lo conseguimos, sí, pudimos entrar. Y es un espectáculo que el personal de la convención te reciba con aplausos y chocándote las palmas, como reconociendo el mérito de haber pasado toda la noche en vela. Y cuando te sientas, tienes esta cara, o parecida:

Así que ¿merece la pena? Para mí la mereció. Aparte de que hace falta ser una persona de infinita paciencia, a poco que seas sociable y chamulles algo de inglés, conoces gente y hablas de las cosas que te gustan con personas nacida a miles de kilómetros de ti. También ayuda llevarte el iPad con pelis y tebeos, claro. Y el premio, asisitir en directo a las presentaciones, es la guinda.

Y también tienes al profeta del apocalipsis que se pasea cola arriba y cola abajo anunciando que como no te arrepientas y renuncies a lo terrenal te vas a quemar en el infierno más profundo.


Al cual enseguida le trollearon la mitad del reparto de Juego de Tronos y el de los abrazos gratis que, mira, este era un oriental simpático.


Y aquí el re-troller nivel omega:


Total, que sí, que en la Comic-Con hasta las colas molan.

Aunque las del domingo por la tarde para salir de San Diego y llegar a Los Ángeles, esas... esas no molan.

Bonus: para el que le guste bichear, ahí tenéis un Google Maps.


Ver COLAS EN SANDIEGO en un mapa más grande