domingo, 18 de agosto de 2013

LA COMIC-CON DE ¡YO DIGO NO!: TEORÍA DE COLAS

La teoría de colas estudia matemáticamente eso, las colas. Las de las cajas del Mercadona, pero también para cuando un ascensor es llamado desde varios pisos para bajar o subir: su programación debe decidir cómo organizar esa cola de órdenes de la manera más óptima posible.

En los comercios de los países anglosajones suelen hacer una única cola ante varios mostradores, que son los que van llamando a los clientes según van quedando vacíos. Esta es una solución óptima tanto matemática como psicológicamente: le evitas a los clientes el nerviosismo de ver que siempre, siempre, siempre, su cola es la que va más lenta. En España, salvo excepciones, no somos nada óptimos, pero esa es otra historia.

Como ya he contado en anteriores posts, Comic-Con y hacer colas es casi equivalente, y, como todo, lo tienen perfectamente organizado. Incluso tienen personal dedicado específicamente a controlar ese tema, el line staff. Y quien organiza todo es ¡el Fire Marshal!, que llena las paredes de carteles como estos, diciéndote donde debes sentarte o no, o donde debes pararte o no.

Walk! Just walk!
Me imagino al Fire Marshal como a Steve McQueen en El coloso en llamas. Sus hombres además controlan las colas en el interior de la Sala de Exposiciones. Cada stand tiene su propio personal controlando sus colas, con cartelitos de dónde empieza y acaba la cola, y el personal del Fire Marshal vigilando que no obstaculicen el paso ni las entradas y salidas estratégicas. Una de las colas que hice en un stand la disolvieron justo dos personas antes de donde estaba yo. Mientras los indignados ciudadanos americanos empezaron a protestar reclamando sus derechos constitucionales, el españolito de a pie se hizo el remolón y volvió a meterse en la fila.

La primera cola nos la encontramos el miércoles por la tarde, con toda la gente que, teniendo pase para los cuatro días, querían ser los primeros en entrar para conseguir las novedades exclusivas. O para visitar la Comic-Con con mucha menos gente y cero cosplayeros.

Aunque los stands están en la planta baja te hacen subir a la segunda planta y te ponen en cola. Como aún hay clases, hay colas de plebeyos, en el Sails Pavillion.


Y colas de profesionales, a la sombrita:




...donde una señorita vocinglera se iba paseando diciéndote que no podías salirte de la línea marcada en el suelo.

De todas formas, la cola, (no, LA COLA) es la que conduce al Hall H, donde se hacen las presentaciones multitudinarias de películas y series. Intentamos cuatro veces acceder y sólo conseguimos hacerlo en dos. Lo siguiente es tanto un relato de triunfo y tragedia como una guía por si alguno de vosotros intenta la aventura. ¡Yo Digo No! siempre a su servicio.

Y, para ello, ¿cómo no hacer un bonito y explicativo mapa?



La zona naranja es el Centro de Convenciones, cuyas entradas principales dan al norte. El chirimbolo verde es la puerta del Hall H, y de las líneas de colores y el resto de símbolos nos iremos ocupando luego.

En el Hall H, como en el resto de salas de conferencias, se celebran un montón de actos cada día. Una vez que entras no te echan, pero si sales tienes que volver a hacer cola para entrar. Puede que de siete actos previstos te interesen tres, y te tragas los otros porque no te queda más remedio. Sí, te puedes llegar a quedar el día entero dentro, así que tienes que planificarte y llevar bebida y comida. De todas formas allí hay servicio de bar, donde venden cosas que dicen que son comida: perritos plasticosos, pizza acartonada o nachos con cosa amarilla encima y halapeñous.

Las líneas azules y verdes ocupan lo que llaman Plaza, que es un anexo al aire libre del Centro de Convenciones.Las líneas azules son las chutes, cuatro filas que se van llenando a medida que llaman a los que las ocupan al interior del Hall H. Las líneas verdes se organizan en zigzag a la espera de que te vayan metiendo en las chutes. Aquí tenéis unas vistas desde el interior de la Plaza.


¡Y no olviden hidratarse!
Aunque la temperatura no suele variar de una agradecibles 25º, hay unos toldos para proteger de lipotimias e insolaciones.

Las líneas rojas son el resto de la cola, que van por las aceras y llegan hasta el signo de interrogación o puede que más allá, pero no pude comprobarlo. Aunque es difícil medirlo, yo diría que son más de dos kilómetros.

Hacer cola no garantiza que puedas entrar en el Hall H. Para ello tienes que tener una combinación de paciencia y suerte.

El jueves quisimos ver la presentación de Dexter, que era a las 18.30. Como tras la presentación de El Juego de Ender, que acabó a las 17.00, se fue la mitad de la gente, pudimos entrar sin ningún problema tras apenas dos horas de cola.

El viernes era el día en que se presentaban los eventos peliculeros y seriéfilos: El fin del mundo (10.00), Kick Ass y Riddick  (12.15) The Walking Dead (13.35) y Juego de Tronos (14.50). Llegamos sobre las 9.00 y la cola llegaba donde en el mapa pone 5th Av Pier. Vamos a poner el mapa otra vez para que no tengáis que hacer scroll:


A las 12.00 la cola sólo había avanzado hasta donde está el icono de la cámara de fotos. Aquí tenéis una imagen tomada desde allí, donde se ven las tres filas.


Y esta una panorámica de toda la fila roja que estaba junto al muelle. Ninguno de ellos entró ese día.


A las dos de la tarde llegamos a las líneas verdes y de ahí ya no nos movió nadie. A las tres nos dimos por vencidos, claro.

El sábado nos dijimos ¡a madrugar! Y ahí estábamos nosotros, a las siete de la mañana, dispuestos a ver las presentaciones de Warner y Legendary (Godzilla, Superman-Batman) (10.45) , Los juegos del hambre (13.35) -bueno, no nosotros, pero sí muchos de los que había allí-, la 20th Century Fox con todo el reparto de la próxima de X-Men (16.15), Marvel Studios con Thor, Capitán América y Guardianes de la Galaxia (18.00) o el monólogo de Kevin Smith (19.15)

Repito, eran las siete de la mañana. La cola llegaba donde dice Fifth Avenue Landing. Conseguimos llegar a la segunda línea azul, que era la siguiente en entrar. A las cuatro de la tarde. Y allí nos quedamos. A cien personas de conseguirlo.

¡El mapa, tercera parte)
Ya era una cuestión de orgullo, y estábamos dispuestos a cualquier cosa para conseguirlo. Así que el domingo nos fuimos a la cola ¡a las dos de la mañana! Bueno, pues a las dos de la mañana la cola llegaba donde está el icono de la cama. Y pongo la cama porque fue ahí donde dormimos dos o tres horas. Nosotros somos unos novatos en esto, pero los profesionales llevan su comida, sus almohadas, sus sacos de dormir,... Nosotros nos apañamos con una toalla de playa, pero como no somos delicados, hasta echamos una cabezadita.

Algunos son tan profesionales de hacer cola que nos cuentan que grupos de cinco o seis personas reservan una habitación de hotel simple o doble y se van turnando entre la habitación y las colas. Se supone que no le debes guardar el sitio a nadie, pero bueno, en fin, eso, aquí y allí se lo pasan por ahí mismo.

Claro, en su momento nos asustamos, llegar a las dos de la madrugada y que la cola esté medio kilómetro más lejos que las otras veces en las que no entramos, asusta, pero luego razonamos que la gente dormida ocupa más sitio que de pie. Alguno de los viejos del lugar nos aseguraron que sí, que estando allí entrábamos seguro. A las cinco nos despertó el personal de la Comic-Con y nos dijo que como la fila amenazaba con llegar al mar, pues nos levantaron y nos pusieron a andar. Y, poco a poco, hora a hora, fuimos avanzando...

He de decir que la Comic-Con está tan bien organizada que hasta piensan en que los pobres fans y sus necesidades excretoras. Tienen a un par de personas abriendo la puerta de la entrada G para que, en pequeños grupos, los meones y las meonas se alivien. Ahí los tenéis, al fondo. Los de abajo lo que querían, ya lo contamos, era entrar a los stands los primeros. Esta foto la hice a las dos de la madrugada.


Y poco a poco, con paradas y nervios, antes de las diez, lo conseguimos, sí, pudimos entrar. Y es un espectáculo que el personal de la convención te reciba con aplausos y chocándote las palmas, como reconociendo el mérito de haber pasado toda la noche en vela. Y cuando te sientas, tienes esta cara, o parecida:

Así que ¿merece la pena? Para mí la mereció. Aparte de que hace falta ser una persona de infinita paciencia, a poco que seas sociable y chamulles algo de inglés, conoces gente y hablas de las cosas que te gustan con personas nacida a miles de kilómetros de ti. También ayuda llevarte el iPad con pelis y tebeos, claro. Y el premio, asisitir en directo a las presentaciones, es la guinda.

Y también tienes al profeta del apocalipsis que se pasea cola arriba y cola abajo anunciando que como no te arrepientas y renuncies a lo terrenal te vas a quemar en el infierno más profundo.


Al cual enseguida le trollearon la mitad del reparto de Juego de Tronos y el de los abrazos gratis que, mira, este era un oriental simpático.


Y aquí el re-troller nivel omega:


Total, que sí, que en la Comic-Con hasta las colas molan.

Aunque las del domingo por la tarde para salir de San Diego y llegar a Los Ángeles, esas... esas no molan.

Bonus: para el que le guste bichear, ahí tenéis un Google Maps.


Ver COLAS EN SANDIEGO en un mapa más grande

3 comentarios:

Bac Hylon dijo...

Madre mía, qué aventura... Pero falta saber lo más esencial... Un desglose del presupuesto. Por ir ahorrando, y eso :D

Jesús Arriaga Carpio dijo...

Este año tengo el vuelo y el hotel, pero fue imposible conseguir las entradas en la witing room. ¿ Qué puedo hacer para entrar?

José Enrique Machuca dijo...

Uy,uy,uy, qué putada... Como he contado en otro post, hay dos maneras de conseguir entradas: o te acreditas como profesional, o compras las entradas en la waiting room. Si no has podido, crudo lo llevas. Hay reventa, pero poca y a precios prohibitivos. Yo casi que anulaba el viaje y lo dejaba para el año que viene. Lo suyo es conseguir las entradas y luego y sólo luego preocuparte por el vuelo y el hotel, que aunque también tiene su aquel, a cinco o seis meses vista no hay demasiado problema.