viernes, 29 de enero de 2010

PRUEBA DE DISCRIMINACIÓN VISUAL

"And now for something different..." un jueguecito que no costará ningún trabajo a los sagaces lectores de este blog.

¿Qué tienen que ver las siguientes imágenes?



Por si hay alguna duda...
Y para rematar:
La respuesta, Didio mediante, más pronto que tarde.

miércoles, 13 de enero de 2010

LA DESBYRNEZACIÓN DE SUPERMAN

Lo que Superman ha pasado en los últimos veinticinco años es el paradigma de lo que ha pasado con DC en ese periodo de tiempo. Tras Crisis en Tierras Infinitas DC dio un golpe de efecto fichando a la estrella de Marvel, John Byrne, para que se ocupara de su personaje insignia desde cero y lo presentara fresco a una nueva generación. Casi me atrevería a decir que fue el primer reboot de un personaje(1), ahora que eso está tan de moda, sobre todo en el cine. Byrne recreó al personaje estableciendo una par de reglas que simplificaran su complicada mitología, algunas de ellas inspiradas por la película de 1978.
  • Superman es el único superviviente de Krypton. Por tanto nada de Supergirl, ni de Krypto, ni de cientos de miles de Kandorianos embotellados, ni de criminales de la Zona Fantasma. Un Superman único, pensaba Byrne, era un Superman especial y relevante.
  • Superman empezó su carrera de adulto. Nada de aventuras como Superbaby o como Superboy ni de aventuras con la Legión de Superhéroes. La elección de Clark Kent es la de un adulto, y no la de un eterno adolescente.
  • Superman desconoce su herencia kryptoniana. La mesiánica versión pre-Crisis, casi obligado por su herencia a ser un héroe y salvador de la humanidad, da paso a un personaje que decide hacer el bien influido por su educación humana encarnada en la pareja que lo adopta. De ser un personaje con una misión de origen pasa a ser un personaje con una vocación. Y no tiene conocimiento de sus verdaderos orígenes ni posee ningún objeto de Krypton. La S la hace Ma Kent, granjera de profesión y diseñadora gráfica de afición.
Como ya hemos comentado en otras ocasiones el gran problema del Universo DC post-Crisis fue que mientras algunos personajes empezaron desde cero (Superman o Wonder Woman), la gran mayoría mantuvo su historia previa aunque entrara en contradicción con lo que se contaba en los personajes rebootados.
Así se chafaba el origen de la Legión, que ya no estaba inspirada en Superboy, y quedaban obsoletas todas las aventuras en las que intervenían Superboy y Supergirl. Hasta tres versiones distintas ha tenido el grupo sin encontrar nunca una que fuera realmente satisfactoria. La Liga de la Justicia de América era sustituida por otro grupo, pero se asumía que todas las aventuras anteriores entraban en continuidad,... salvo aquellas en las que intervenía Superman, que según Byrne no había pertenecido nunca a ningún grupo.
DC gastó esfuerzos y años en contar y recontar orígenes y aventuras para que todo cuadrara. Esfuerzo pueril e inútil por artificial. El propio Byrne intervino en esos esfuerzos con recursos tan alambicados como un Universo de Bolsillo cuyo Superboy sería el de la Legión y del que también surgirían los criminales de la Zona Fantasma y una especie de Supergirl. Para evitar confusiones el Superboy moría en la misma aventura donde era presentado. Los lectores, muchas veces más sabios que los editores y autores, obviaban esas incongruencias a pesar del runrún del subsconciente que decía: "esto no está bien, esto no está bien".
Durante varios lustros la versión del personaje mantuvo las reglas de Byrne, pero hete aquí que Alan Moore cogió el Supreme de Rob Liefeld y demostró que todo lo que se le había quitado a Superman funcionaba perfectamente. Crítica y aficionados señalaban a DC que Moore estaba haciendo al auténtico Superman.
Y empezaron los intentos de volver a traer todos esos elementos de vuelta, como un Superboy que no era "Superman cuando era muchacho" o una Supergirl que era algo que Peter David contó durante 75 números y que, desde luego, no era de Krypton. Incluso Loeb intentó resucitar el Krypton pre-Crisis. Un fracaso, claro, aunque se apañó para traer de vuelta a la Supergirl prima de Superman y segunda superviviente kryptoniana. O tercera. El perro. No nos olvidemos del perro. Otro intento fue Superman Legado una nueva actualización hacia un Krypton con cintas en el pelo y Jor-El con la S en el pecho. que el siempre eficaz Mark Waid pergeñó basándose, y ese era el problema, en Smallville. Lo de Clark y Lex Luthor amigos desde pequeños chirría por mucho que lo adorne y por mucho que salga en Smallville. Y tuvo que llegar Geoff Johns. Siempre él.
De repente Superman ya no era el único superviviente. Estaba Supergirl, y los criminales de la Zona Fantasma y los kryptonianos (brevemente) embotellados por Brainiac. Y el perro, claro. Además volvía a tener relación con la Legión de Superhéroes, que venía a recogerlo en su adolescencia desde el siglo XXXI para correr aventuras junto a ellos disfrazado de Superboy. Y volvía a abrazar la herencia y cultura kryptoniana. La S del pecho ya no era un diseño de Ma Kent, sino el emblema de la casa de El, que se parece a una S pero no es una S. Al menos son historias interesantes. Ya es algo.
Veinticinco años y volvemos al principio. Esfuerzo y millares de páginas para volver al principio. Y no se me ocurre mejor resumen para la DC de Didio. Del cual hablaremos en el próximo post para acusarlo de asesinato. Nada menos.

(1)Lo de Flash o Green Lantern o la Antorcha Humana a principios de los 60 eran versiones distintas del personaje, no una nueva versión del mismo personaje.

miércoles, 6 de enero de 2010

CRISIS (esperemos que) FINAL

Hay dos Grant Morrison: el de las grandes y brillantes ideas épicas que hace historias estupendas y el de las grandes y brillantes ideas extrañas al que no hay quien entienda. Existe una lucha constante entre ambos Morrison a la que sólo DC ha sido capaz de dar solución. Porque DC tiene el Universo DC para uno de los Morrison y la línea Vertigo para el otro. Por eso Morrison no acabó de cuajar en Marvel, porque allí sólo querían al primer Morrison.

El problema es, la esquizofrenia es lo que tiene, que el Morrison raro invade el terreno del Morrison épico y salen cosas como Crisis Final, un lío de proporciones... épicas.

Spoilers épicos a partir de ahora.

Como buena secuela de secuela (o trecuela),
Crisis Final debería ir de Monitores, Antimonitores, mundos muriendo y mundos viviendo, cielos rojos y olas de antimateria. Y sí, pero no. Más que darle remate al tema de las Crisis, Morrison decide cerrar el gran tema del Cuarto Mundo kirbyano, la Ecuación Anti-vida que da poder sobre la mente y la voluntad de los seres vivos. La idea era acabar con el Cuarto Mundo y crear el Quinto Mundo (que no hubiera sido un mal título, por cierto).

Así que los Dioses del Cuarto Mundo mueren y se reencarnan, al menos los malos, justo cuando Darkseid encuentra la Ecuación y la usa para subyugar a gran parte de la Humanidad, algo que Morrison ya había escrito en su saga de JLA
Rock of Ages, de forma más brillante. Esta subyugación conduce, no me he enterado muy bien por qué, al colapso del Multiverso, y ahí que salen los Monitores, uno por cada una de las 52 Tierras.

De hecho se suponía que este argumento de la muerte de los Nuevos Dioses, Darkseid y los Monitores se iniciaba
Cuenta Atrás, la saga que unía 52 con Crisis Final y que Dan Didio decía que era como 52 pero "bien hecha". Si es que el que es tonto, lo es. Cuenta Atrás no sólo resultó ser un tostón sino que contradecía lo que Morrison estaba preparando para Crisis Final. Tanto es así que se supone que la mayoría de lo que cuenta Cuenta Atrás quedó atrás, fuera de continuidad. Muy bien hecha, Didio, sí señor.

En fin, que tenemos a Darkseid por un lado subyugando a la humanidad y convirtiendo a los heroes en marionetas suyas y por el otro a los Monitores exiliando a uno de los suyos no sé bien por qué. Todo ello contado a trompicones, con escenas sin hilazón alguna, que te dejan con la sensación de que llegas a la mitad y sin que nadie se preocupe de ponerte en antecedentes. No sé si es cosa del Morrison rarito que se puso a "innovar" narrativamente o que el Morrison de las grandes ideas tenía tantas ideas que no le cabían todas, pero el resultado es más que frustrante, especialmente porque para enterarte bien de todo es obligatorio leerse las miniseries asociadas.

Es decir, ves a Superman con Brainiac, y si no te has leido
La Legión de Tres Mundos, no sabes por qué. O el papel, importante, del Hombre Tatuado no lo captas si no te lees uno de los especiales que Planeta ha publicado (bien hecho) junto a la serie principal. O, al revés, que alguien me explique qué tiene que ver la historia de Geoforce con Deathstroke con la saga principal. Y no me quiero ni imaginar la sorpresa de los yanquis que no se leyeran Superman Beyond al ver en el último número de Final Crisis un Monitor Vampiro que aparece de la nada sin que nadie explique nada y cuya aparición no dura más de tres o cuatro páginas, siendo su muerte el auténtico final de la historia.

El resultado ha sido un auténtico fiasco. Uno echa de menos más "injerencias editoriales", es decir, alguien con el talento y la mano izquierda suficiente como para canalizar el caudal de ideas de Grant Morrison así como para conseguir mayor consistencia gráfica, porque el batiburrillo de J. G. Jones, Carlos Pacheco y Doug Mahnke (grandes todos) es un canto a la chapuza que reina actualmente en DC. Algo que no se arregla ni con gafas en 4D.