Pensadlo. Las condiciones draconianas de la industria del comic americano (“o me cedes los derechos o no trabajas”) han dado lugar a que se pudieran originar los Universos y gran parte de nuestras historias favoritas. Timaron a unos pobres chavales ilusionados, y los autores que vinieron después y nosotros mismos somos los que lo estamos disfrutando de ese acto. Y la empresa, claro. Sobre todo.
Lo cual me lleva a la noticia de que, tras diez años de lucha legal, y los que les quedan, la familia Siegel ha conseguido los derechos del material de Superman aparecido en el número 1 de Action Comics. Lo cual, parece ser, significa poco, porque lo más probable es que DC, que ya ha recurrido, siga detentando la marca y todo el material derivado de ese primer número. Quedan años de reclamaciones y contrarreclamaciones, una táctica muy común de las grandes empresas americanas, que gastan ingentes cantidades de dinero con el fin de aburrir al contrincante o dejarle sin fondos. Lo único que parece claro en todo esto es que DC NO ha perdido Superman. Otra cosa es que los Siegel (la situación de los Shuster es otra, pero no me preguntéis por qué, que a mí los teoremas no me dan dolor de cabeza, pero los recovecos legales sí) reciban una parte, pequeñita, del pastel. La lástima es que ni Jerry ni Joe la pudieran recibir en persona. No murieron pobres, pero deberían haberlo hecho ricos.