miércoles, 31 de octubre de 2007

¡DEMONIOS!

David Hernando ha tenido una gran idea con lo de los meses temáticos, dedicados a personajes del Universo DC secundarios pero con etapas interesantes que editan a la vez para crear sinergia y esas cosas. Este mes le ha tocado a Demon, el diablo gualda de Jack Kirby.

La miniserie de Matt Wagner estaba bastante bien y ya la tenía de la época de Zinco. De los tres volúmenes de la serie de Garth Ennis y John McCrea paso. Porque no aguanto a Ennis cuando se pone gracioso y a McCrea no lo aguanto se ponga como se ponga. Así que el gustazo ha sido poder leer, al fin, la serie original que, creo, estaba inédita en España. Es curioso lo renuente que siempre estuvo Zinco en editar las series que Kirby hizo en DC.

Kirby no era un gran guionista y sus historias tenían agujeros que ni las obras del AVE, pero es una gozada ver a un casi sexagenario desbordar de ideas, imaginación, desparpajo y ritmo. Y como dibujante yo soy de los que opina que cuanto más mazacotes le quedaban los dibujos, mejor. Este tomo trae sorpresa incorporada: un nuevo packager, Acrobat Studio SCP que además lo hace bien, muy bien.

Y hacerlo bien es poner los textos bien cuadrados en los bocadillos y con una fuente totalmente legible y adaptar los títulos de los capítulos (y en cada episodio hay varios) con variados tipos de fuente, todos muy adecuados al tono de las historias. Lo que habría que hacer siempre pero que es cada vez más difícil de ver.

PS: Una horda de niños disfrazada de monstruitos -valga la redundancia-, acaba de llamar a la puerta gritando “¡Truco o trato!”. Como todos los vecinos les hayan dicho como yo “¿Eso qué es lo que es?” no se les van a picar los dientes precisamente.

lunes, 29 de octubre de 2007

UN CATETO ESCOCÉS

Cuando los dos guionistas de la película Superman Returns recularon de la secuela, Mark Millar se apresuró desde su web a postularse como escritor del film, como esos niños que se están al final de grupo y saltan para que los vean. Un par de días después anunció que su propuesta había gustado mucho pero que había sido rechazada por los ejecutivos de Warner porque es un escritor en exclusiva de Marvel y que le eligieran causaría malestar en DC.

Lo cual es mentira: Marc Guggenheim es un guionista de televisión (Ley y Orden, CSI Miami o Blade) y escritor con exclusiva en Marvel y
va a escribir Green Lantern.

Mark Millar es un gran escritor, épico y emocionante como él solo. Y un bocazas con una notable capacidad para el autobombo y la polémica fácil.

Cuando dejó DC para firmar la exclusividad con Marvel se apuntó a la estrategia de Quesada de crear enfrentamiento verbal con la competencia, lo cual molestó especialmente a Paul Levitz y Dan Didio, que le habían tenido infinita paciencia con los retrasos ocasionados por su enfermedad (Crohn) y la de su hija (diabetes). Tanto es así que podemos considerar que Millar está vetado hoy por hoy en DC, a pesar de que ya hace varios años contó que en 2008 o 2009 él y Brian Hitch harían el comic de Superman.

Otras millaradas son la apuesta de 5000 $ que hizo con Harry Knowles de Ain’t Cool News sobre el actor que iba a interpretar a Superman o que Eminem iba a interpretar al protagonista de Wanted en el cine, lo que le costó la furibunda protesta de los representantes del rapero y la publicidad que el escritor escocés siempre va buscando. Y lo de su guión para Superman, el personaje que él dice que ha nacido para escribir, parece ser otra artimañaza propagandística, para que se hable de él y para darle en el morro a los capitostes de DC. Ya hasta dudo que tal encuentro con los ejecutivos de Warner haya existido nunca.

Y encima, Millar es un cateto. Y un xenófobo. En su
página web dice odiar todo lo relacionado con el extranjero, especialmente con España, idioma inclusive. A principios de octubre estuvo en Canarias de vacaciones, obligado por su mujer, y representa a las Islas como un suburbio de una república bananera: DVDs de zoofilia en los quioscos, carteles de niños desaparecidos, y policías bigotudos y barrigones. Como para que a partir de ahora lo inviten a algún Salón del Comic, vamos.

Y, mira, me parece muy bien que prefiera quedarse en su umbría Escocia, sobre todo si dedica su tiempo a escribir esos tebeos que tanto nos gustan en vez de dedicarse a pergeñar mentirosas campañas publicitarias y a airear lo cateto que es.


Cateto, más que cateto.

miércoles, 24 de octubre de 2007

LOS DOS HIJOS DE SUPERMAN

Superman debería tener el mejor comic del mundo. Es, probablemente, el personaje más famoso y el origen de una industria multimillonaria. Como si Tintin hubiera causado una plétora de aventureros adolescentes de línea clara.

A Superman lo han conocido generación tras generación no sólo por los tebeos, sino, sobre todo, por los seriales de radio, películas y series de animación que ha protagonizado. Los más jovencitos lo están conociendo por los dibujos animados, la serie Smallville, las reposiciones de las pelis de Christopher Reeve y por la peli de Bryan Singer. Huy, la peli de Bryan Singer...

Ya hemos comentado que la fidelidad al personaje es la clave del éxito de las actuales películas de superhéroes, y no me refiero al milimetrismo de 300, sino a la esencia de los dos primeros Spiderman o al primer Superman. Bryan Singer, con la pretensión de darle profundidad al personaje lo hace padre. Es decir, se lo carga. Los últimos veinte años han visto a los iconos de las grandes compañías casados e incluso con hijos. Una idea que, en el momento de su realización, tiene mucho impacto mediático pero que años después se convierte en un lastre para los guionistas. Un matrimonio puede ser feliz o infeliz. La infelicidad siempre es, narrativamente, más interesante, mientras que la felicidad es, por definición, rutinaria. Bonita para vivirla y aburrida para contarla. Así que para mantener el interés, a la larga tienes que cargarte matrimonios y paternidades. Peter Parker tenía una niña de la que nunca más se supo (no, Mayday Parker es de un universo alternativo, no vale) y su matrimonio a ver cómo acaba tras la saga "One More Day".

La peli de Singer, aun con logros puntuales, ha dañado la imagen del personaje, presentando un Superman que se va cinco años al espacio sin avisar, dejando a los humanos que se las apañen, e ignorando que le ha hecho un hijo a Lois Lane. Si encima te sale una película en la que el plan de Luthor es una tontería (ni Roca el de Marbella sería capaz de vender un chalet construido en los peñascos que Lex crea en medio del mar) y Superman se pasa media película transportando cosas de acá para allá, pues ya me contarás.

Singer ha declarado que su película es heredera de las de Richard Donner. Lo que no esperaba era que Donner le diera un sopapo en forma de tebeo. Aunque me imagino que su envolvimiento en la saga “Último hijo” que publica actualmente Planeta habrá consistido en un par de charlas con el coguionista Geoff Johns, su nombre aparece firmando una historia que cuenta cómo Superman se convierte en padre sin los lastres de la auténtica paternidad.

Resumen rápido: un cohete llega a Metrópolis con un niño de origen kriptoniano y Superman, para evitar que los militares se apropien de él, lo adopta llamándole, en un bonito detalle, Christopher. Qué sencillo y cuántas posibilidades, para un tebeo y para una película. Los sentimientos paternales de Lois y Clark y los conflictos que les provocan pueden llegar a un público adulto. Las barrabasadas de un niño superpoderoso de cinco años apelarían a un público infantil. Se pueden establecer comparaciones en forma de bonitos flashbacks con la educación que le dieron a Kal-El los Kent y la que le dan la pareja Kent-Lane al nuevo niño... Y si encima el niño es hijo de los criminales de la Zona Fantasma y todo forma parte de un plan maligno, las posibilidades de acción son infinitas. Hasta puede aparecer Lex Luthor, con un descapotable y diciendo al bajarse: “He venido en cuanto me he enterado”... Ah, no, que eso es de la serie Smallville...

Hacía tiempo que un tebeo de Superman sito en la continuidad principal no era tan interesante.

Singer y la Warner insisten en que habrá secuela de la película del 2006. Con más acción, dicen, aunque del niño, Jason, nadie dice nada. La rumorología es poco de fiar pero hay cierta insistencia en que la productora pretende un nuevo comienzo para el personaje, al estilo del Batman de Nolan o del Hulk que están rodando actualmente. Pero en el caso de Superman parece difícil por la proximidad de la película anterior y por la intervención de Singer y Brandon Routh, que implicaría una continuidad, aunque el hecho de que los guionistas de la entrega anterior hayan declinado escribir el nuevo guión apuntaría en la dirección del nuevo comienzo.
Y en estas ha aparecido Mark Millar para decir que él es el hombre para “llevar a Superman al siglo XXI”. Más sobre eso, en el próximo post.

jueves, 18 de octubre de 2007

EL MUNDO AL REVÉS

The 49ers: Norma. Alan Moore. 112 páginas. Tamaño comic book. Buen papel. Buena impresión. Tapa dura. 10 euros.

Clásicos DC El Cuarto Mundo de John Byrne nº 6: Planeta. John Byrne. 96 páginas. Tamaño "biblioteca". Papel corrientito. Impresión corrientita. Tapa de papel satinado. 7.50 euros. (El mismo precio que los números de 128 páginas de esa colección)

Vaya morro.

miércoles, 17 de octubre de 2007

EL PRECIO JUSTO

El grupo Radiohead ha puesto su último disco a la venta desde su página web en mp3. Precio: la voluntad más 60 céntimos en gastos de gestión. Sí, sí, la voluntad. Que cada uno decida cuánto debe pagar por esa música [1].

Radiohead se ha saltado toda la cadena de distribución usual. Del precio final de un CD (ver gráfico) el artista se lleva el 9.40%, como mucho, el 15%. Eso, Alejandro Sanz. El resto, si pasan del 8%, -que la SGAE se lleva su trocito-, bullen de felicidad. Si al disco de Radiohead le quitamos todos los gastos de intermediación quedaría ese 15% más los gastos de grabación y de mantenimiento del sistema de venta por internet, pues pongamos que un 20%, es decir, 3.60 € de los 18 usuales. Si cada uno de los que se ha bajado el disco de Radiohead les ha dado más de 4 €, ya han triunfado. Yo, por ejemplo, he pagado 7 €. Porque me gusta el grupo y por apoyar la idea. El manager del grupo asegura
que la mayoría de compradores son “unos seres humanos honestos” y que han pagado de manera justa. Que se han puesto las botas, vamos. Y las discográficas y las tiendas con la gotita de sudor frío, han pedido información sobre el resultado que, obviamente, les han negado.

Desconozco cómo quedaría un desglose similar con el precio de un tebeo de los de toda la vida, los que se compran los derechos, se packagean, imprimen y distribuyen en quioscos y librerías. No sé siquiera si el porcentaje de la tienda llega al 40% de un CD, pero por aquí se suelen pasar libreros, así que si quieren dejar un comentario o mandarme la información, que trataré de forma confidencial, al flamante correo del blog
, se lo agradeceré infinito.

El caso es que hay tebeos que nos parecen de precio asequible (Planeta y Panini) y que nos parecen caros (Norma). Y se trata de eso, de percepciones. No hay precios justos o injustos. Cada empresa pone los precios que le parecen adecuados para conseguir el máximo beneficio y para que cada una de las partes de la cadena de distribución se lleve su parte. No es lo mismo hacer grandes tiradas con distribución a quioscos que tiradas más reducidas dedicadas a librería. Las eternas quejas contra Norma son irrelevantes si su política editorial la sostienen un número suficiente de compradores de sus “caros tebeos”. Aunque últimamente se les ha escapado un tebeo no tan caro, el The 49ers
, 112 páginas de tapa dura a 10 €, un formato que antes no bajaba de los 16.

Lo leí primero en Un tebeo con otro nombre,
y en La cárcel de papel Álvaro Pons fomentó un interesante debate en el que proponía tres opciones, a) que Norma ha estado durante años abusando de los precios b) que ha sido un error c) los costes se han abaratado porque está impreso en China.

En principio me apunté a la tercera opción, de la que ya hemos hablado, pero ahora no estoy tan seguro. Una rebaja de 6 € me parece excesiva porque indicaría que una imprenta española se llevaría más o menos el 40% del precio total y los gastos de impresión de un tomo yo diría que no llegan a 4 € exagerando mucho. También me apuntan a que llevan a cabo co-impresiones con otras editoriales europeas, para ahorrar gastos, pero aún así... Además, el nº 1 de Ex Machina, impreso en la Unión Europea, y el nº 4,
impreso en China, cuestan 12 €. Ahí no ha habido rebajita.

A la primera opción ya he respondido antes: Norma no abusaba. Si acaso había gente que se compraba sus tebeos y gente que no podía o no quería. Lo que sí es posible es que haya un cambio en los modos de producción en Norma que, desde luego, abarcaría más que la impresión. La menos factible es la posibilidad del error, que es fácilmente subsanable, sobre todo en el caso de Norma, que no marca sus precios en los tebeos, sino que los comunica en sus catálogos mensuales y si hubiera tal error bastaría con mandar un fax o un email a las tiendas. En estos casos las editoriales que sí ponen el precio mandan un código de barras nuevo para que el librero haga una pegatina para tapar el dato equivocado.

En resumen: que no tengo ni idea del por qué de esos 10 €. Ni yo ni ninguno de los opinantes, porque nos falta información. Mientras que los productores fonográficos sí publican datos como los del gráfico de arriba, los editores de tebeos nunca han dicho esta viñeta es mía. Por eso nunca podremos saber si un precio es abusivo o no, sólo si nos parece caro o no. Y, volviendo al principio ¿Cuánto pagaríais, cartera y honestidad en mano, por un tebeo de 48 páginas si el precio fuera “la voluntad”? ¿Y por un tomo de 192?

[1] Otra opción ofrecida es una edición de lujo que cuesta 70 € y que te mandan por correo. Y puede que a principios de año saquen una edición en CD normal. Esta maniobra casi sugeriría, en el caso de una novela gráfica, una edición descargable en pdf y una de lujo para librería o por correo y, para más adelante, un tomo más barato.

domingo, 14 de octubre de 2007

EL REVERSO TENEBROSO DE LA SINERGIA

Y luego tenemos la sinergia creativa. O, si queréis, “influencias de ida y vuelta”, cuando los tebeos incorporan elementos aparecidos en las películas o series basados en esos mismos tebeos.

Mi ejemplo favorito es la primera película de Superman, donde el equipo de guionistas –especialmente Tom Mankiewicz, aunque Mario Puzo se llevara el mérito–, redujo al personaje a la esencia más esencial, empezando con su asunción adulta del papel de héroe y siguiendo con el Krypton frío y deshumanizado que, pocos años después, Byrne asumió brillantemente en su Man of Steel.

Otras veces la sinergia es estilística. Uno de los grandes problemas de las películas de superhéroes es el miedo a que los coloridos uniformes no queden bien en pantalla. Y es que, salvo en iconos como Superman o Spiderman, no quedan bien. Es decir, Lobezno de amarillo, se pongan como se pongan, pues no. Entonces llega Matrix y los diseñadores de la película X-Men ven el cielo abierto: cuero para todos, de ahí el ya clásico chiste del spandex amarillo. Y como Morrison siempre se fotografía con pantalones de cuero, pues cuero para sus New X-Men, una idea muy criticada pero que yo veo muy consistente con el concepto de escuela privada –escuela militar si afinamos mucho–, en la que todos, alumnos y profesores, llevan el mismo uniforme.

Raro es el personaje cuya imagen no es “actualizada” para que coincida con la mostrada en la película de turno: las escarificaciones en la frente de Bulleseye, la levita y los tentáculos del Doctor Octopus, el retorno del traje negro en Spiderman,... aunque los diseñadores de las películas están tendiendo cada vez a respetar la imagen original, como la del Hombre de Arena y su horrorosa camiseta a rayas que no pudieron evitar explicar como un “fue lo primero que encontró para ponerse”.

Si lo que pretenden con estos cambios los autores de los comics es hacer familiar la imagen del villano de tebeo a los que la han visto en el cine, tampoco es necesario que se molesten. Ni se van a dar cuenta. Si es una excusa para modernizar el look de un personaje dibujado igual década tras década, el resultado ya depende del gusto de cada cual. El caso es que a veces tengo la sensación de que hay un sentimiento de inferioridad en los creadores de los tebeos, un pensar que lo que viene de otros medios siempre es mejor. Y no es eso. Aunque a veces sí.

El mejor ejemplo son las series de dibujos animados creadas por Bruce Timm. Los tebeos de DC se han nutrido de la energía, las ideas, los diseños e incluso los personajes creados en estas series: Renee Montoya –que no tuvieron otra ocurrencia que lesbianizar- o Harley Quinn –con la que tampoco han sabido bien qué hacer-,... El lado oscuro de todo esto es Smallville.

Smallville gustará mucho o poco, pero NO es una crónica de la juventud de Superman. Al menos de ninguna versión conocida de Superman, ya sea en tebeo o en película. La premisa de la serie, esto es, la amistad de Clark y Lex, no cuadra con la enemistad de Superman y un Luthor que no sabe que Clark y Superman son la misma persona. Salvo que a Luthor le entre una amnesia que no desentonaría con este “Melrose Place con kriptonita”. Es que sólo falta que Lana Lang se quede preñada de Luthor. Así que Smallville es Smallville y no tiene nada que ver con nada. Estupendo, ¿no? Pues no.

Porque aquí que me llega Mark Waid y escribe Legado, una reescritura de los orígenes de Superman en la que ¡Lex y Clark eran amigos en el instituto! No. O sea, no. Vale que nos traguemos, ayudados por el llorado Christopher Reeve, que la gente no se dé cuenta que Clark y Superman son la misma persona, pero como dice Pepe Díaz: “Si conoces a Benavides en el colegio y quince años después se pone una capa y vuela, tú dices: anda, coño, Benavides con capa y volando”.

Crisis Infinita ha borrado de continuidad tanto la versión de Byrne como la de Waid y ahora mismo Kurt Busiek, Geoff Johns y el director Richard Donner están desarrollando un nuevo origen que tiene de todo un poco, incluyendo un bastante de la película del 78. Mientras tanto, en Smallville (je, falta el cuadro del texto de apoyo), sinergia va, sinergia viene, y tras dos temporadas en que toda la chicha eran los compañeros de Clark convertidos en monstruos por la kriptonita y al salido de Kent espiando a Lana con el telescopio, han empezado a sacar todo lo sacable: Jor-El , la Zona Fantasma, Lois Lane, la JLA, Bizarro, Supergirl,...

Ejemplos de sinergia creativa los hay para todos los gustos y de todos los colores, y seguro que vosotros tenéis otros. Y, como curiosidad ¿cuál será la próxima ola sinérgica? ¿Superhéroes vestidos de paisano como en Heroes? Bueno, eso ya lo hizo Joe Casey en Wildcats...

Al margen: Grego Lorente hizo una llamada en la sección de comentarios el día 3: “acabamos de recibir la noticia del fallecimiento de Manfred Sommer. Dedicaremos un amplio dossier a la figura de este autor en el próximo número del fanzine No Me Jodas, Pérez. Cualquier colaboración que deseéis realizar y compartir, será bien recibida. (gregolorente@gmail.com)”

Y os recomiendo esta página,
donde el autor independiente Chris Wisnia se fotografía con todo dibujante y guionista que se le pone a tiro. Tiene gracia ver el careto que gasta alguno o comprobar que Steve Rude es un armario de tres puertas.

martes, 9 de octubre de 2007

¿SINERGIA? ¿QUÉ SINERGIA?

Sinergia es una de esas palabras-clave que tanto les gustan a los economistas y gentes de marketing. La idea es crear una serie de productos que se promocionen unos a otros para que el beneficio total sea mayor que si cada uno fuera por su cuenta. Ejemplito sencillo: Burguer King hace muñequitos de Los Simpson para que los niños que vienen de ver la película se hinchen de hamburguesas por conseguirlos y, por otro lado, la promoción que de esos muñequitos hace la hamburguesería es publicidad para la película y ocasiona un buen puñado de entradas vendidas más. Este sistema le funciona a todo el mundo menos a los que hacen tebeos.

Joe Quesada, al principio de su carrera como Editor de Marvel, criticaba a DC diciendo que si él contara con una serie de tv al estilo Smallville –un exitazo en aquel entonces-, la aprovecharía al máximo para aumentar las ventas de los comics. Desde entonces ha tenido unos cuantos Spidermanes, Blades y 4 Fantásticos, y si las ventas de Marvel han aumentado, que lo han hecho, no ha tenido nada que ver con esas películas sino por Millar, Bendis o Straczinsky.

Los comics son una de las principales fuentes de inspiración del cine de consumo masivo americano. Sus personajes más icónicos son fácilmente reconocibles por el gran público y los productores al fin se han dado cuenta de que la fidelidad al original es una de las claves del éxito. Sin embargo ese gran público no se siente atraído por unos tebeos de numeración centenaria y líneas argumentales que se pierden en el alba de los tiempos. Y aunque sintieran tal atracción les sería difícil encontrarlos porque los tebeos hace ya mucho tiempo que en EEUU se retiraron al gueto de la librería especializada.

Yo diría que el último gran ejemplo de sinergia en EEUU fue la batmanía del año 1989, que sí impulsó las ventas del personaje e inició una fase de ascenso para la industria en general. Pero era una época en la que los tebeos aún se vendían en quiosco. Casos excepcionales podrían ser los Sin City y 300 de Frank Miller o la obra de Harvey Pekar a raíz de la película American Splendor, que se distribuyen en librerías normales.

En general, el beneficio para las editoriales y autores, en su caso, consisten en unos jugosos royalties, pero no en aumento de ventas. En España sí hay intentos de sinergia, sobre todo por parte de Planeta con sus coleccionables de 4 Fantásticos, Punisher o Superman, productos dirigidos a quiosco y que coincidieron con estrenos cinematográficos, mientras que Norma presume de 30.000 ejemplares vendidos de 300.

Así que, sobre todo en EEUU, de sinergia, na de na. Sin embargo los caminos de la sinergia son oscuros y tortuosos.
Más sobre eso en el próximo post

domingo, 7 de octubre de 2007

EL RECURSO DEL DISCURSO

Probablemente Alan Moore sea lo peor que le ha pasado al comic de influencia anglosajona en los últimos veinte años. Lo ha dicho Alan Moore. Y se refiere a cómo una generación de autores y editores han malinterpretado los logros creativos del inglés. Sobre todo con Watchmen.

Con Watchmen, Moore y Dave Gibbons pretendían crear una obra innovadora tanto en contenidos como en las formas, cogiendo el género superheroico, llevándolo hasta la realidad, humana, política e histórica y aplicando nuevos recursos narrativos. Porque, probablemente, Moore sea el único autor de las últimas décadas que ha inventado cosas nuevas en esto del comic.

A Moore le hubiera gustado que otros autores hubieran hecho lo mismo con otros géneros, como el de ciencia-ficción, el terror, el western... Hay mucho y muy buenos autores aplicando sabiamente las técnicas y recursos desarrollados durante un siglo, que no es poco, pero ninguno inventa. De hecho, lo que consiguió Watchmen fue crear una pléyade de superhéroes existencialistas y pasados de rosca que a la menor oportunidad gritaban “¡Padre!”. A esta ola pertenece uno de los peores tebeos que he leído nunca, New Statesmen, de John Smith y Jim Baikie. En España, cosa curiosa, fue coeditado por Norma y Zinco, y durante años fue la estrella de las librerías de segunda mano, por el montón de ejemplares que te encontrabas en ellas y que nadie compraba.

Uno de los recursos más famosos de Watchmen es el del comic de piratas que se va desarrollando en paralelo a la historia principal. Lo del “comic dentro del comic” no era algo novedoso: Li´l Abner leía las tiras de Fearless Fosdick. Pero sí que era novedosa la interacción entre los dibujos y textos de ambas historias. Algo parecido, pero menos complicado, consiste en utilizar sólo texto como contrapunto a la historia principal, ya sea un fragmento literario o un discurso de algún personaje histórico.

En la saga DC Mundos en guerra, Jeph Loeb, no podía ser otro, inserta discursos de presidentes norteamericanos en los episodios de Superman que escribió, me imagino que con la intención de equiparar esos momentos de la Historia americana con los de la saga en cuestión. Lo que consigue es interrumpir el ritmo de la narración con cuadros de texto cuyo contenido no tiene nada que ver ni se relaciona de ninguna manera con la acción principal. Pero yo me imagino al bueno de Jeph dándose palmaditas en la espalda por su genial idea.

Esto me ha venido a la memoria porque otra luminaria, el siempre soso Paul Jenkins, en Civil War Frontline dedica unas páginas a una especie de comparativa entre textos e imágenes relacionadas con diversas guerras reales y las situaciones que se producen en la saga de Marvel. Y, mire, vale, pero no. Porque comparar Iwo Jima, o las Árdenas o la que sea con las sosas batallitas de Civil War, pues no. Porque más que una guerra es una escaramuza entre sólo una docena de personajes, y mira que hay héroes para dar y regalar en el Universo Marvel. Para batallas multitudinarias de superhéroes, la de Kingdom Come o las de The Ultimates.

Nunca estará de más que se recuerden las maldades de la guerra. Cualquier manera de propagar esta idea es buena. Pero ya que lo hacemos, hagámoslo con propiedad y no por hacerlo.

Y, por cierto: probablemente Alan Moore sea lo mejor que le ha pasado al comic de influencia anglosajona en los últimos veinte años.