Y a partir de ahí, por 25 céntimos, nombres de crossovers insustanciales, un dos tres responda otra vez: Millenium (¿qué fue de los Elegidos?), Atlantis Ataca (por enésima vez), Invasión (donde surgieron nuevos, y olvidados, personajes), la Canción del Ejecutor (lo de los clones de Cable, quién lo ha visto y quién lo ve), la Hora Final (donde moría, ja, Hal Jordan), Underworld: Mundo Criminal (concebida para lavarle la cara a villanos como la Polilla Asesina, a quien convirtieron... en una polilla asesina), la inútil Hora Cero... Mucho cuento y, al final, ningún cambio.
Millenium inició la moda de contar una historia a través de distintas series, de manera que hacían obligatoria la compra de todas esas colecciones, aunque al final la relación consistiera en el protagonista leyendo en un periódico “El mundo se acaba”. Un abuso al bolsillo del lector y un despropósito creativo donde los guionistas se veían obligados a encajar sus historias con la saga en cuestión. El globo acabó por deshincharse, claro, y durante varios años, coincidiendo con la dirección de Quesada en Marvel, se olvidaron de las macrosagas. Hasta hace un par de años, con la novedad de que estos crossovers sí son significativos.
Los Universos Marvel y DC actuales me recuerdan a una serie de televisión de múltiples líneas argumentales paralelas (las distintas colecciones) que se van cruzando de vez en cuando (en la maxisaga de rigor).
En Marvel podemos partir de Vengadores Desunidos, que da lugar a Los Nuevos Vengadores, serie cuyo primer atisbo se pudo ver en Secret War, donde Nick Furia deja Shield y aparece una nueva directora con una nueva actitud hacia los superhéroes que se irá haciendo notar hasta Civil War. La villana de Vengadores Desunidos, la Bruja Escarlata, origina Dinastía de M, cuyas consecuencias cambian radicalmente el mundo mutante. La sociedad secreta del Universo Marvel, los Illuminati, exilian a Hulk en el espacio, como primer movimiento de lo que será Civil War y que tendrá consecuencias en la futura World War Hulk. Civil War, finalmente, supondrá grandes cambios en el estatus y futuro de los principales personajes de Marvel. Al menos hasta principios de 2008, donde Marvel está ya anunciando que se producirá un gran acontecimiento que cambiará el Universo Marvel de raíz, como si de un Universo DC cualquiera se tratara.
Desde que Dan Didio es Editor de DC este Universo avanza con mano de hierro. Desde la Muerte de Donna Troy, ja, Crisis de Identidad, que encabrona a los villanos DC y empieza a enfrentar a los héroes, y todo el camino hasta Crisis Infinita, pavimentado por Villanos Unidos, Proyecto Omac, la Guerra Rann-Thanagar y El Día de la Venganza. Crisis Infinita no deja de ser un refrito de Crisis en Tierras Infinitas, con el plan de malo-malísimo de rehacer el Universo y esos Omacs que sustituyen a las sombras del Antimonitor, o los villanos que intentan aprovechar la situación, las muertes y desapariciones, calcaditas, o la resolución, que trae, otra vez, una nueva Tierra. Las consecuencias son Un Año Después, donde los personajes reaparecen totalmente cambiados, un año cuyos acontecimientos, narrados en tiempo “real” como en la serie de TV 24, se cuentan en 52, que además toma prestada la pijada de los números de significado oculto de Perdidos (el número aparece por todas partes). Pero la cosa no acaba ahí. Ya ha empezado Countdown, una cuenta atrás hasta una posible Crisis Final que escribiría Kurt Busiek. Y es que el Universo DC parece ser un sistema en el que distintos guionistas van creando inconsistencias que obligan a formatearlo, como diría el Arquitecto de Matrix. Bueno, él lo diría más complicado, pero es así.
Todo lo cual estaría muy bien si, como en el caso de la Crisis original las series regulares fueran tomadas por autores de la talla que tenían entonces Byrne, Pérez o Miller y no las medianías que se han hecho cargo de ellas y que no son capaces de seguir el ritmo mensual, como en el caso de Wonder Woman.
Al menos los crossovers con las series regulares, aunque existen, no son necesarios para entender la historia principal. Es decir, Civil War tiene ciento y pico números relacionados con ella, pero si no te los lees no pasa nada. Idem de lo mismo con Crisis Infinita. Y, al menos por ahora, lo que sucede en ellos tiene repercusiones duraderas. Algo es algo. Y hay que reconocer que, con esta manera de conducir los Universo, estos son más interesantes y excitantes. Algo así como Prison Break, que si te pones a pensarla, es mala e inconsistente, pero no puedes dejar de seguirla.
¿Qué crossover te llevarías a una isla desierta? ¿Qué crossover odias más? ¿Por qué decimos crossover en vez de “cruce de colecciones”?